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Por Cristina Gutiérrez Salman

El pasado jueves 29 de febrero tuvo lugar una de las peores tragedias de la guerra de Israel contra Hamas, cuando decenas de palestinos fueron asesinados por las Fuerzas de Defensa Israelíes mientras intentaban conseguir ayuda alimentaria en el norte de Gaza. Al menos 112 personas murieron y 760 resultaron heridas cuando soldados israelíes abrieron fuego de manera indiscriminada contra una multitud hambrienta que trataba de conseguir alimentos de un convoy de camiones de ayuda enviados por varios países de la región. Según testimonios de varios testigos, los civiles desesperados se arremolinaron alrededor de los camiones con la esperanza de conseguir sacos de harina y alimentos enlatados cuando las fuerzas israelíes enseguida comenzaron a disparar. La mayoría de las víctimas fueron directamente por heridas de bala mientras que otras terminaron siendo embestidas por los camiones de ayuda que intentaban escapar del fuego de Israel.

Gran parte de la comunidad internacional ha condenado y pedido respuestas a esta terrible matanza. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que "condena" el incidente en el norte de Gaza y también pide "medidas urgentes" para permitir que la ayuda humanitaria llegue a las zonas afectadas. Tanto la presidenta de la Comisión Europea como los gobiernos de Alemania y Francia han reclamado que se redoblen los esfuerzos para una tregua que permita la entrega de ayuda humanitaria en el enclave. El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, ha afirmado que “estas muertes son totalmente inaceptables; privar a las personas de ayuda alimentaria constituye una grave violación del derecho internacional humanitario”.

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