El peso del silencio

Vivimos en un país en donde mueren once mujeres al día, ¿no es esta la peor pesadilla?

El peso del silencio
Por Linda Atach

Este texto está dedicado a Irinea Buendía y su lucha.

Hay posturas que inspiran. En los últimos días celebramos la negativa de la selección de futbol iraní a cantar el himno de su país. La condena era directa: el retador mutismo de los jugadores respondía al asesinato de Masha Amini, la joven de 22 años muerta de un porrazo en manos de un elemento del orden iraní, que en su país tiene el curioso nombre de policía moral.

Si bien sabemos que Amini fue brutalmente golpeada por no cubrirse la cabeza de acuerdo a la tradición islámica y violar los códigos de vestimenta de este país, entendemos que, al igual que miles de mujeres que salen a manifestarse en las calles de Irán y el mundo, Amini fue víctima de la intolerancia y la impunidad, pero también de un odio que no conoce fronteras y se viste igual de charro que de ayatola.

El fin de Masha Amini me obliga a pensar en los alcances del desprecio por la vida humana y el desenlace de miles de mujeres mexicanas que sin mostrar su descontento o buscar incidir en la opinión pública como lo hizo Amini, son estranguladas en el transporte público o asfixiadas durante su trayecto a casa.

Aunque duela reconocerlo, y a pesar de la multitudinaria marcha apoyando al INE o la contramarcha convocada por AMLO, en México ya es normal que las mujeres acaben muertas en los brazos de un novio celoso o después de las amenazas de un vecino que quedará impune. Claro, todo sucede con el consentimiento de  un aparato de justicia que pierde el tiempo discutiendo con otras autoridades para que al final ambos  se deslinden  de su responsabilidad.

Conocí a Irinea Buendía hace casi una década. Dueña de una presencia cándida que tiene muy poco que ver con su seguridad al hablar y un conocimiento comparable al del más acreditado jurista, Irinea se hizo luchando. Madre de Mariana Lima Buendía, la joven de 28 años asesinada por su esposo, el policía judicial de Chimalhuacán Julio César Hernández Ballinas el 28 de junio de 2010, Irinea no encontró otro camino que picar piedra e involucrarse en las pericias judiciales necesarias para esclarecer la muerte de su hija.

Es injusto narrar en tan pocas líneas el desgaste emocional y las intimidaciones que sufrieron Irinea y los suyos para reabrir la sentencia que acreditaba el suicidio de Mariana y conseguir que su caso fuera atendido bajo una perspectiva de género y tratado como un  feminicidio.

A pesar del logro del auto de formal prisión de Hernández Ballinas en 2016 y que en 2015 la Suprema Corte de Justicia emitiera un primer pronunciamiento relacionado con el feminicidio, el reconocimiento del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y discriminación, la obligatoriedad de investigar y juzgar con perspectiva de género y brindar una reparación integral por violaciones de derechos humanos, la familia Lima Buendía sobrevive con un dolor que no encuentra consuelo y milita por la seguridad de las mujeres por que no quiere que nadie más viva su infierno.

Conversé con Irinea hace unas semanas y la noté más cansada que otras veces. Me dijo que va a pelear hasta morir, pero quienes la amenazan a causa de su militancia quieren acabar con su salud. Además, sigue indignada por el atrevimiento del fiscal general de la nación y su negativa por reformar la figura del feminicidio y suprimir su diferenciación del homicidio. Ante la condena de varios organismos, Gertz Manero salió del paso y dijo que no pensaba desparecerlo, sino “reformarlo” para facilitar su investigación y “visibilizar la violencia contra las mujeres”. Aunque esta declaración es de 2020 y el Fiscal la ha matizado, a Irinea le parece incongruente que la máxima autoridad legal se atreva a minimizar la tipificación del feminicidio en México, y vulnere con ello la procuración de justicia para el 51% de sus habitantes.

Al ver la obra de Frida Kahlo y las fotografías de Manuel Álvarez Bravo, André Bretón afirmó que México era un país surrealista por naturaleza. El pronunciamiento del filósofo francés me suena  como una siniestra profecía: vivimos en un país en donde mueren once mujeres al día, ¿no es esta la peor pesadilla?

A pesar de su última derrota frente a los argentinos, en pocos días la selección mexicana tendrá un nuevo examen de patriotismo. Esperemos que al igual que sus colegas iraníes, atentos al dolor por falta de Masha Amini, nuestros futbolistas recuerden a Debanhi Escobar, Mónica Citlali Díaz Reséndiz, Ariadna Fernández, Lesvy Berlín Osorio, Fátima Cecilia, las víctimas de Campo algodonero y los miles de feminicidios que no se denuncian por temor a una venganza o a un proceso viciado como el de Mariana Lima Buendía.

Ya veremos si nuestros atletas cantan el himno o nos ofrecen un silencio afín y provocador. Pase lo que pase y acostumbradas a los desafíos, las mujeres en México seguiremos luchando por una vida libre de violencia.

@lindaatachz

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