Por Loreley Maldonado
Como todos hemos visto recientemente, el día D está llegando y ahora sí, políticos, medios, empresas, organizaciones, ciudadanos, –opinión pública en su conjunto– está expectante de lo que suceda en breve con el tema del agua en el Valle de México.
Y es que en épocas prehispánicas, la cuenca del sur de la Ciudad de México era el principal abastecedor de agua para las comunidades asentadas en la región; Xochimilco, conocido ahora más por sus atractivos turísticos que por su valor cultural, contaba con inmensos manantiales y lagos de donde se proveía a la gran Tenochtitlán.
Desde entonces, los habitantes y líderes políticos trabajaban en utilizar las mejores formas de distribución, pero también de cuidado del agua; idearon infraestructura acorde a sus necesidades, útiles y duraderas. Siglos después vemos con tristeza, y preocupación, como poco a poco los manantiales se han perdido y el agua alcanza cada vez menos.