La fragilidad de la mente

La mente no es sinónimo de cerebro, la mente son nuestros pensamientos, emociones y decisiones; el cerebro los procesa por medio de la bioquímica.

La fragilidad de la mente
Marilú Acosta

La evolución cerebral tiene millones de años: aunque los linajes de los gorilas, changos y humanos se diferenciaban hace 6-8 millones de años (mda), el primate primitivo aparece hace 55 mda, después de que hace 66 mda los dinosaurios se extinguieran. El cerebro más parecido al nuestro empieza con el Homo Heidelbergensis hace 600 mil años. El arte rupestre tiene 33 mil años y la agricultura 10-12 mil años, cuando se empieza a producir pan y cerveza, y se domestica a los perros (los caballos se domesticaron hace 6 mil años). La escritura empieza hace 5 mil años, la imprenta tiene 500 años y los primeros teléfonos inteligentes tienen menos de 30 años.

¿Qué tiene el cerebro de especial?

  • Mantiene con vida: el cerebelo se encarga de que funcione todo lo automático, como la respiración, el corazón y la digestión. Además, si tiene sueño duerme, si tiene hambre come, si está descansado se despierta y si está satisfecho deja de comer.
  • Modula y motiva: en el sistema límbico su evolución empieza con los peces desde hace más de 500 mda. Tiene que ver con lo afectivo y con la memoria (fuertemente vinculada a los olores). Cada estímulo que recibe nuestro cuerpo se procesa para saber cómo y cuánto responder. ¿Se vincula a un buen recuerdo?, respuesta tranquila. ¿Es un mal recuerdo?, respuesta defensiva, y cada quien se defiende como puede.
  • Toma decisiones: la corteza cerebral, para poder decidir, se encarga de la percepción, ponderación, imaginación, discernimiento y juicio de valor.

La mente no es sinónimo de cerebro, la mente son nuestros pensamientos, emociones y decisiones; el cerebro los procesa por medio de la bioquímica. La fragilidad de la mente recae en lo fácil que es dañar al cerebro. Con 2% de agua corporal perdida nuestro cerebro cambia de forma y no puede realizar cálculos matemáticos simples ni decidir, y pierde la memoria. Sin comida no procesa, requiere de mucha energía: de cinco tacos, uno va al cerebro. No dormir provoca falta de concentración, ausencia de pensamiento lógico y mal humor. Si nuestras emociones están en duelo, con enojo, frustración y/o tristeza nuestra percepción se modifica en el sistema límbico. El estrés provoca un estado constante de alerta y el cerebro entra en modo supervivencia; no le interesa analizar, ponderar y basar sus decisiones en la lógica de los datos duros.

La arquitectura cerebral se modifica de acuerdo con el desarrollo inicial. Durante el embarazo la presencia, ausencia o cantidad de testosterona influye y el sistema límbico va aprendiendo de las emociones de su entorno, mientras que durante el crecimiento y desarrollo de bebés y niños la presencia o ausencia de los padres, así como el tipo de crianza, modifican el cerebro. La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para modificar su arquitectura y conexiones para bien y para mal.

La definición de salud no es sólo la ausencia de enfermedad, es un equilibrio bio-psico-social-espiritual. La salud es también que una mente pueda disfrutar de los millones de años de evolución cerebral. No sólo es la alimentación, hidratación, sueño e higiene emocional, sino también la presencia y calidad cerebral de padres, cuidadores y maestros, lo que influye en las generaciones futuras. Aunque sigamos en pandemia, la postpandemia nos alcanza: se estima que por cada 100 muertos por Covid hay 90 menores que quedan a la deriva. La OMS considera que en el mundo han muerto 15 millones de personas por Covid; estos son 13.5 millones de menores sin cuidadores en el planeta. De acuerdo con la OMS, sólo por la pandemia en México hay por lo menos 558 mil menores que no tendrán quién les brinde lo mínimo indispensable en una sociedad dividida, sin Estado de derecho, empobrecida, sin acceso a un buen nivel de salud, con educación precaria y recibiendo adoctrinamiento político de cualquier tipo. Para la evolución humana, estas décadas no son ni siquiera una anécdota, pero para nosotros son nuestra vida entera. La pandemia nos ha mostrado las fracturas de una sociedad con un estilo de vida que destruye la salud. Hay mucho por hacer, pero antes, ¿ya bebiste un vaso de agua?

@Marilu_Acosta

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