La ultraderecha internacional en casa

Más allá de que los discursos retrógradas y las visiones regresivas en materia de derechos humanos puedan resultar chocantes y shockeantes, valdría la pena tener los ojos abiertos ante este tipo de encuentros.

La ultraderecha internacional en casa
Por Neldy San Martín

A mediados de noviembre me metí en una máquina del tiempo llamada Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), la reunión de ultraderechistas más grande del mundo que por primera vez aterrizó en México.

Afuera de un hotel de lujo en Santa Fe, en el que se estacionó la máquina, aguardaba una ciudad donde, desde el 2007 si las mujeres lo decidimos, podemos interrumpir el embarazo de forma legal dentro de las primeras 12 semanas de gestación y se reconoce el derecho al matrimonio igualitario desde 2010.

Pero en la máquina del tiempo se escuchaban discursos dignos de la guerra fría, llamando a acabar con el enemigo que es “el comunismo”, negacionistas del cambio climático, contra los derechos sexuales y reproductivos, la orientación sexual e identidad de género, y las ideas progresistas, en una supuesta defensa a la familia tradicional, como si en el mundo no cupieran tanto familias tradicionales como familias diversas.

Había leído que la CPAC era como el “Woodstock” de los conservadores y lo confirmé desde la entrada. En la fila, un hombre del canal mexicano de youtube “Viva Cristo Rey” usaba una gorra roja con la frase trumpista “Make America Great Again”, en una especie de amnesia o negación a la política antiinmigrante del expresidente Donald Trump. Junto a un estante de biblias, vendían velos para entrar a la iglesia.

Durante su participación videograbada, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, dijo ser parte de un movimiento conservador que “defiende la vida desde la concepción”, su discurso fue uno de muchos que condenaron “la agenda globalista que promueve el aborto”. Pero ninguno de esos hombres dijo nada sobre la pederastia cometida por integrantes de la Iglesia o las violaciones que sufren muchas niñas y adolescentes en sus propias casas, el lugar donde se supone deberían estar seguras. Esos delitos contribuyen a cifras como las que reporta el Inegi, que en 2020 contabilizó 93 mil 341 nacimientos de madres que tenían entre 10 y 17 años.

Más allá de que los discursos retrógradas y las visiones regresivas en materia de derechos humanos puedan resultar chocantes y shockeantes, valdría la pena tener los ojos abiertos ante este tipo de encuentros. La ultraderecha internacional quiere influir en México.

Apenas en julio, en Monterrey, se llevó a cabo el Congreso de la Iberosfera, que también congregó a los más recalcitrante de la derecha en América Latina y España. Días antes de la CPAC, el diario El País publicó que se había llevado a cabo un concierto neonazi en la capital mexicana. Semanas después de la CPAC, el ideólogo de la ultraderecha latinoamericana, Agustín Laje, se presentó en la Feria Internacional de Libro en Guadalajara.

La CPAC, que históricamente ha servido de trampolín para los candidatos republicanos en Estados Unidos, actualmente está controlada por el trumpismo y no se puede minimizar la influencia que tiene la oscura figura de Steve Bannon, cerebro del triunfo de Trump y quien participó como estratega en la primera campaña de Jair Bolsonaro.

Eduardo Verástegui, un actor mexicano a quien recordábamos por su papel en una telenovela noventera llamada Soñadoras, y hoy es un activista ultraconservador y aliado del expresidente Trump, dijo en la CPAC que pretenden crear un partido político conservador en México, porque no se ven reflejados en las opciones existentes, básicamente el PAN ya no los representa.

Un día antes de la Conferencia de Acción Política Conservadora, conversé con Fernanda Díaz de León y Gillian Kane, de Ipas, una organización que trabaja para promover la justicia reproductiva, y me contaron que en los últimos años la CPAC ha buscado fortalecer una red transnacional de ultraderecha, por eso ha salido de Estados Unidos, donde se desarrollaba desde 1974, para comenzar a celebrarse, a partir de 2017, en otros países como Brasil, Hungría, Japón e Israel. Una expansión con mucho capital e influencias político-empresariales.

Fernanda me dijo que el impacto de CPAC no lo veremos hoy ni mañana, sino que su estrategia es a mediano y a largo plazo y pueden llegar a revertir derechos que se creían ganados, como la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos, de mayoría conservadora, que revocó el histórico fallo de 1973 conocido como Roe vs. Wade, que garantizaba el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, después de 50 años.

No vivimos en el país con más justicia social, no cesan la violencia, los feminicidios, las desapariciones de personas, los crímenes de odio y la desigualdad económica, pero al menos, la gran mayoría, somos una sociedad que lucha por los derechos humanos y su progresividad. Debemos avanzar, no podemos retroceder.

Posdata. La CPAC México no es la “resistencia” como se quiso autodescribir y casi escupo el café… Resistencia la de los pueblos indígenas en defensa del territorio, resistencia la de las mujeres ante siglos de opresión, resistencia la de las comunidades LGBTIQ+, resistencia la del movimiento Black Lives Matter. No es resistencia que un grupo de hombres ricos y blancos quieran mantener el statu quo.

*Neldy San Martín es reportera en la revista Proceso. Escribe de temas legislativos, políticos, sociales, derechos humanos, corrupción y transparencia.

@NelSanMar

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