Una habitación propia que no debe ser corrompida

Señalar la falta de mujeres y poblaciones marginadas en espacios creativos y normativos, en los que históricamente hemos sido rezagadas, es reconocer que la humanidad cuenta con la mitad del conocimiento que se podría haber producido.

Una habitación propia que no debe ser corrompida
Photo by Daniela Martinez / Unsplash
Por Regina Rosales Talamas
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Señalar la falta de mujeres y poblaciones marginadas en espacios creativos y normativos, en los que históricamente hemos sido rezagadas, es reconocer que la humanidad cuenta con la mitad del conocimiento que se podría haber producido, y se regula con base en un estándar que queda corto como punto de referencia universal.

Contar con una habitación propia, como propuso Virginia Woolf, refiriéndose a un espacio –temporal, físico y social—en la que las mujeres podamos producir conocimiento y arte, es necesario para alcanzar una mejor sociedad. A lo largo de los años hemos ido ganando habitaciones propias, espacios donde las mujeres y poblaciones marginadas tengamos mayor presencia. Es por eso que se deben defender los espacios ganados, y por lo que conductas peligrosas y violentas como el acoso y el hostigamiento sexual deben ser inadmisibles y más aún, punibles.

Históricamente, ‘las mujeres’, ha sido un grupo entendido desde diversos campos como la biología, la demografía, o  la política como uno sumamente diverso en raza, edad, orientación sexual, e identidad de género. Sin embargo, hemos sido invisibilizadas como sujeto de estudio. Durante el World Data Forum de 2021, ONU Mujeres señaló la enorme brecha que existe en generación de datos con perspectiva de género. Esta preocupación ha sido central en foros internacionales como el Foro Global de Estadísticas de Género, espacio que nos ha permitido visibilizar los vacíos científicos existentes a nivel internacional.

Hoy en día, sabemos que el estándar físico, médico, y político, es masculino, y que ese estándar poco tiene que ver con la realidad de las mujeres y otras poblaciones marginadas. El sistema patriarcal no ha permitido que el campo científico, así como el arte, la política, el deporte, etc., se desarrolle más allá de un sujeto masculino. No sólo hemos sido invisibilizadas, sino que también se nos han negado espacios en la producción de conocimiento y en la toma de decisiones.

Con los años, y gracias a muchos movimientos de lucha por exponer la falta de mujeres en espacios científicos, educativos, y regulatorios hemos alcanzado cierta igualdad de condiciones, que permiten a poblaciones marginadas, situarse en el centro de discusiones ontológicas y normativas de todo tipo de materia.

La creciente presencia de mujeres en estos campos ha resultado en su ampliación y profundización. Sin embargo, en muchos países este proceso ha implicado que muchas mujeres atraviesen campos dominados por hombres, en los que resulta difícil legitimar una voz. Sumado a esto, algunas mujeres en los campos científicos o de toma de decisiones, se encuentran con situaciones violentas como el acoso u hostigamiento sexual.

La revista Science  ha documentado cómo hombres en situaciones de poder han incurrido en estas acciones. Desde casos específicos de acoso en expediciones científicas en Antártica, o en trabajo de campo en áreas como la antropología,  hasta narraciones donde el hostigamiento no solo es sexual, muchas mujeres alrededor del mundo deciden cada vez más alzar la voz para exigir justicia.

A pesar de haber  ganado cada vez más espacios, esto no implica su permanencia. Sabemos que su defensa es un actuar diario, y que a menudo se ven amenazados por un sistema heteropatriarcal que no logra mutar lo suficiente. Es necesario reconocer que aún sufrimos de violencias cotidianas, y que falta todavía un largo camino por recorrer.

Podemos recordar casos de acoso y hostigamiento sexual en Chile, Colombia, Paraguay o Argentina, en donde en algunas universidades se han llegado a reportar este tipo de prácticas violentas. Se han expuesto  también casos en varias universidades y centros de investigación en países como India o Estados Unidos. El Banco Mundial indica que el 70% de graduadas en Nigeria y que más del 78% de estudiantes mujeres en Etiopía han reportado acoso, y 123 países aún no cuentan con leyes para atenderlo; en México, cada vez son más los casos que llegan a denunciarse.

A nivel mundial, la evolución histórica de la lucha por espacios seguros se ha acelerado en los últimos años. Desde la creación de comités, guías éticas, protocolos de atención a víctimas, los instrumentos con los que contamos las mujeres son producto del progreso que hemos alcanzado como sociedad, y de la valentía de muchas que hemos vivido este tipo de situaciones, y que nos hemos atrevido a exigirlos.

Es por eso que el reciente registro como candidato a la Dirección General del Cinvestav-IPN, puesto importante de toma de decisiones, de Jean-Phillipe Vielle Calzada, sujeto denunciado por acoso sexual, resulta insultante y ofensivo, además de que envía un mensaje de discordia entre la comunidad académica internacional, y entre los funcionarios públicos. Dar lugar a su registro implica aceptar el legítimo acceso a puestos de toma de decisiones de abusadores, es cuestionar y desacreditar a las víctimas, y es invalidar la existencia de instrumentos de protección y acceso a la justicia en la función pública.

El 31 de octubre se presentaron los cuatro candidatos a Director General –hombres todos— ante la comunidad académica, estudiantil y de trabajadores. Sin embargo, gracias al repudio manifestado por la comunidad del CINVESTAV, Vielle Calzada no pudo hacer uso de la palabra y tuvo que abandonar el recinto. Aún así, se negó a retirar su postulación, lo que implica que el problema persiste.

No solo es lamentable, sino bastante indeseable que situaciones como ésta sigan sucediendo en todo el mundo. En la gran mayoría de los casos, resulta alarmante que no se hayan tomado las medidas necesarias para enfrentar situaciones de acoso sexual en espacios académicos y profesionales.

El acceso y la permanencia en puestos de toma de decisiones en el ámbito académico de agresores que se encuentran en situaciones de asimetría de poder no es experiencia única en México. Siendo el CINVESTAV una de las instituciones académicas y científicas más relevantes del país, es imperante que se cuide a la comunidad académica, y que se tomen las medidas necesarias contra todo tipo de abusadores. Es de reconocerse el esfuerzo de organización y la valentía de estudiantes y profesoras por exhibir la incongruencia que esta candidatura representa.

Seguiremos luchando por que se respeten nuestros derechos dentro de espacios académicos, artísticos y políticos, por que lleguen a puestos de toma de decisiones personas capacitadas y que no actúen vilmente, por que no se desacredite a aquéllos que deciden denunciar abusos de poder, y por que se castigue a quien se deba castigar.

Es frustrante pensar que los espacios que los feminismos y la lucha por la igualdad de género han alcanzado –principalmente aquellos en los que podemos contribuir al quehacer científico, académico, artístico y político— se vean corrompidos por sujetos que no han comprendido que la historia los rebasó, y que siguen actuando en detrimento de una sociedad que va avanzando sin ellos.

Tengan por seguro que seguiremos denunciando agresores y exigiendo que se les responsabilice, para que así las mujeres y poblaciones marginadas podamos continuar accediendo a espacios de toma de decisiones y de creación de conocimiento, de manera justa y en respeto a nuestros derechos.

@ReginaRostal

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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