Terror indiscutible: Hamás y el narcotráfico mexicano

La guerra y sus causas son de Estado, ya sea para defender o hacerse de un territorio, pero la causa de Hamás, al igual que la de muchos narcotraficantes mexicanos es la violencia sin territorio.

Terror indiscutible: Hamás y el narcotráfico mexicano
Yuriria Rodríguez Castro

Por Yuriria Rodríguez Castro
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El ataque de Hamás al Festival Supernova como epicentro del extenso atentado en Gaza, resulta inconmensurable no sólo por los cientos de muertos en esa macabra exhibición de fuerza y poder terrorista, sino por la reacción en el mundo con manifestaciones a favor o en contra, ya sea de Israel o Palestina, lo que ha provocado la ignorancia de afirmar que lo ocurrido es parte de una guerra convencional, es una especie de contienda, un reality show con dos posicionamientos, pero de entre la opinión generalizada sobre la supuesta “guerra” no surge un rechazo unánime al terrorismo.

La guerra y sus causas son de Estado, ya sea para defender o hacerse de un territorio, pero la causa de Hamás, al igual que la de muchos narcotraficantes mexicanos es la violencia sin territorio, la violencia no sólo como medio, sino como fin.

Aquel sábado 7 de octubre, la exégesis violenta resultó grotesca hasta para el terrorismo: se trató de un festín macabro y, como pasa siempre que el terrorismo renueva sus acciones para tener aún como sorprendernos, los medios de comunicación comenzaron a contarnos la guerra antes de que iniciara buscando una narrativa con razones bélicas, incluso hubo quien se refirió a “crímenes de guerra” y al estallido de una “guerra mundial”, además de otros discursos beligerantes que nos llevan a categorías de análisis agotadas, pues la guerra como tal ya no existe, se extinguió como le está ocurriendo al Estado; lo que ahora tenemos es terrorismo con matices bélicos: las guerras han sido suplantadas por los ataques terroristas que demuestran el agotamiento del modelo político de Estado. El Leviatán de Hobbes está agonizante.

Al ver lo que Hamás hizo en un día, es inevitable pensar en que eso mismo hacen en México los narcotraficantes todos los días: túneles subterráneos para todo tipo de tráfico ilegal, escenas de bloqueos carreteros, tomas de rehenes, ejecuciones grabadas en video, decapitaciones, desmembramientos, violaciones, torturas, amenazas y extorsión; es el terrorismo diario que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha tratado de minimizar para que Estados Unidos no denomine como “terroristas” al narcotráfico mexicano, quizá el presidente supone que somos como las víctimas de la historia, algo así como los palestinos de América Latina.

Con lo ocurrido en Israel la violencia de mi país se mira en un espejo y, como lo reflejado no nos favorece, preferimos cubrirlo.

Lo que hizo Hamás no depende de la guerra ni la paz: podrían firmarse todos los acuerdos pacíficos, darse “abrazos y no balazos” entre los primeros ministros de Israel y Palestina, pero Hamás seguiría atacando. Mientras algunos internacionalistas se pierden en las nubes del discurso histórico, intento concentrarme en la organización criminal de Hamás: la agrupación terrorista que no ha respetado ningún acuerdo, que rompió con la corriente de liberación palestina, que debilitó el de por sí frágil Estado palestino al traicionar a sus autoridades políticas valiéndose del financiamiento de Qatar, Irán y Turquía, gobiernos que no han sido cuestionados en esta construcción histórica del conflicto bipolar entre Israel y Palestina.

Los grupos terroristas tienen características estratégicas de operación con las que se puede elaborar un perfil no únicamente centrado en la psicología, sino en la estrategia, algunas unidades de ataque que hemos podido observar consisten en amenazas, toma de rehenes, autoinmolación, bloqueos, secuestro de infraestructura, ataques con arma blanca, uso de explosivos, disparos de armas de fuego, embestidas con vehículos terrestres, uso de drones de ataque y de videos para amenazar o para publicar ejecuciones. 

Estas son algunas estrategias tanto de Hamás como del narcotráfico mexicano, lo que hace del terrorismo el fenómeno violento con más influencia, actualidad y aprendizaje de entre todas las formas de organización criminal. La agrupación terrorista Hamás demostró que podía atacar un blanco civil con elementos similares a los de ISIS en el Bataclán o la discoteca Pulse, pero en un ecosistema abierto y móvil como era este concierto. Además, recurrió a la estrategia de bloqueos de vialidades con despojo y homicidio en contra de los civiles, misma que utilizan con frecuencia los narcotraficantes mexicanos para dejar aislada a una comunidad bajo ataque. También, los extremistas islámicos penetraron en las zonas agrestes para disparar a sus víctimas como “tiradores activos” en una conducta similar a los atentados en las escuelas y comunidades de los Estados Unidos, así como emplearon tácticas de guerrilla para cercar y proteger el ataque de cualquier reacción defensiva, además de ataques focalizados simultáneos al violar, escupir y asesinar mujeres frente a sus parejas, decapitar bebés, y toda esta campaña con el respaldo mediático de videos con mensajes criminales de amenaza y promoción del atentado conjunto.

Todas estas tácticas terroristas son adaptaciones de anteriores atentados que sólo recurrían a un método de ataque a la vez, con la diferencia que en esta operación se usaron casi todos simultáneamente.

Cuando un terrorista ataca tiene en cuenta dos dimensiones: una simbólico-política y otra táctica-estratégica. Esto no tiene que ver necesariamente con una conciencia político ideológica, sino con una doctrina del terror, que para sustentar la violencia puede recurrir o no a la propaganda política y religiosa, pero puede sólo usarlas como excusas. Hamás ha puesto en el tablero geopolítico ambas, pero otros grupos que cometen ataques terroristas como el narcotráfico mexicano del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) o el de Sinaloa, también se valen de lo político y lo religioso como un fetiche, como una suerte de amuleto protector de sus acciones.

Hamás y la guerra que no es

Más que explicar el terrorismo como una provocación o causa de guerra, observo a Hamás como la organización criminal que cambió la guerra y la convirtió en terrorismo con algunas reminiscencias bélicas, pues ya desde la llamada Guerra del Golfo, dejó de ser un asunto de Estado, para convertirse en una plataforma de escuadrones del terror.

Una de las dificultades para entender el terrorismo trasnacional de Hamás radica en que son movimientos que se oponen al Estado de Israel pero que también se oponen a la consolidación de un Estado palestino, además de ser patrocinados por otros Estados con intereses conflictivos, los cuales en distintos campos de batalla geopolíticos pueden ser aliados o contrarios: “Mientras en Siria turcos e iraníes patrocinan dos campos enemigos, concuerdan en el patrocinio del movimiento palestino en el poder en la Franja de Gaza”[1].

Gran parte de la confusión se origina por no entender que esto no es una guerra, sigue siendo terrorismo extendido en jornadas bélicas, prueba de ello es la crisis de rehenes, que a diez días del ataque puso al gobierno mexicano a “negociar” la liberación de dos connacionales, Ilana Gritzewsky y Orión Hernández.

Para entender a Hamás como una organización criminal al margen del conflicto bipolar entre Israel y Palestina, sugerimos considerar los siguientes puntos:

Hamás antes del 7 de octubre del 2023

  • Los movimientos palestinos de los que proviene Hamás no eran originalmente religiosos, sino laicos y políticos.
  • Hamás no proviene de la corriente islámica palestina marcada por la guerra, sino de los campos de refugiados sirios, de donde surge a finales de 1987.
  • Hamás no defiende la causa palestina, en la práctica es el más radical y anti palestino de los movimientos palestinos: ha roto con las corrientes del terrorismo revolucionario y con las autoridades políticas palestinas, incluso ha desconocido los acuerdos que la Organización por la Liberación Palestina (OLP) ha suscrito. 

Ideología y conducta de Hamás: similar al narcotráfico en México

  • Hamas realiza un ataque múltiple por la estrategia simultánea del 7 de octubre en Gaza. Con este atentado se instaura una nueva era en las estrategias del terrorismo transnacional con el uso de todos sus recursos de ataque tecnológicos y del pasado, llevados a una sola acción ofensiva.
  • Hamás es un movimiento terrorista que busca la “limpia social” a través del dawa (bienestar social), por lo que se parece más a las autodefensas de los Balcanes y a los grupos criminales del narcotráfico en México que se autodenominan grupos de orden y limpieza social, pero que en la práctica cometen crímenes más graves de los que dicen perseguir.
  • Hamás es un movimiento patrocinado por la “Hermandad chiita” de Qatar, Irán y Turquía, quienes son antagónicos en la disputa por Siria, mientras que actúan como aliados en Gaza. Otras alianzas secundarias han sido Egipto y Libia.
  • Más bien parece que el terrorismo de Hamás hubiera tomado el manual del narcotraficante mexicano, en especial, el de los grupos de “limpia” como Los Zetas, La familia michoacana y el propio CJNG.
  • Hamás es de los pocos grupos terroristas con la capacidad y la intención manifiesta de utilizar armas bioquímicas en futuros ataques. 
  • Hamás es, con ISIS y Hezbolah, el grupo terrorista con más presencia global.
  • Hamás tiene una gran red de comunicación subterránea (túneles), al igual que Hezbollah y los grupos de narcotraficantes en México.
  • Hamás y el grupo del narcotráfico mexicano CJNG, coinciden en el uso de drones para atacar con explosivos.
  • Hamás sabe cómo elaborar explosivos y tiene el potencial para capacitar a otros grupos criminales como los mercenarios y narcotraficantes transnacionales.

“Nuestro Hamás o su Cartel Jalisco”

Los noticieros difunden las especulaciones y posibles impactos globales del conflicto, pero la información solo produce entropía y no esclarece nada, solo contribuye a que lo ocurrido parezca más lejano, menos relevante.

En América Latina, la conexión con el terrorismo de grupos yihadistas como Hamás y Hezbolah, provienen de sus vínculos con la guerrilla y el narcotráfico, sobre todo en cuanto al uso de explosivos, donde según información de una fuente reservada, Hamás ha sido el referente de los narcotraficantes mexicanos. Y es que las coincidencias no son azarosas: solo hay que ver la red de túneles que Hamás construyó en la franja de Gaza en comparación a los que han construido los narcotraficantes en la frontera entre México y Estados Unidos, pero también al interior del territorio mexicano. 

Mientras, al igual que muchos en mi país, me consuelo en saber que aún puedo sentir, pues muchos ya ni la violencia sienten:

“Se ha considerado al dolor como el resultado de exceder el umbral superior de intensidad en todos los órdenes de estimulación. Esta visión es producto de una interpretación racional del hecho de que el dolor generalmente aparece cuando el umbral superior se va a superar”[2], por lo que el dolor es algo no necesariamente social, sino orgánico, situacional, incluso circunstancial, pero cuando éste sale de sí mismo y se observa en otros, o cuando interactúa hasta compartirse o más aún, imponerse a otros, surge ese dolor de los demás que describía Susan Sontag: “¿Quiénes son el ‘nosotros’ al que se dirigen esas fotos conmocionantes? Ese ‘nosotros’ incluiría no únicamente a los simpatizantes de una nación más bien pequeña o a un pueblo apátrida que lucha por su vida, sino a quienes están sólo en apariencia preocupados –un colectivo mucho mayor– por alguna guerra execrable que tiene lugar en algún otro país. Las fotografías son un medio que dota de “realidad” (o de ‘mayor realidad’) a asuntos que los privilegiados o los meramente indemnes acaso prefieren ignorar”[3].

Es entonces que miro un fotograma sacado de un video de una ejecución con rehenes del CJNG en Lagos de Moreno, Jalisco, y reconozco algo de Hamás en la forma que estos jóvenes murieron mientras los grababan: los miembros del grupo le dan un machete a uno de ellos para que mate a los demás si quiere sobrevivir, éste deja de ser víctima por un momento y se observa cómo le corta el cuello a otro que se encuentra maniatado. “Es nuestro Hamás, o será al revés, Hamás es su CJNG”, pienso al ver esta imagen.

Fotograma tomado del video publicado por el CJNG en el Blog del narco, dos meses antes del ataque perpetrado por Hamás en Gaza.

Referencias bibliográficas:

[1] Kepel, G., El profeta y la pandemia. De Oriente Medio al yihadismo de atmósfera, Alianza, Madrid: 2021.

[2] Simondon, G., Sobre la psicología (1956-1967), Cactus, Buenos Aires: 2019.

[3] Sontag, S., Ante el dolor de los demás, Punto de Lectura, Madrid: 2003.

La Dra. Yuriria Rodríguez Castro es una de las pocas especialistas en prevención del terrorismo y en análisis de inteligencia delictiva. Es una reconocida asesora y capacitadora sobre fenómenos criminales como asesinatos en masa y en serie.  Recientemente apareció la segunda edición de su libro “El terrorismo transnacional y del narcotráfico en México: el concurso de delitos o cuando el narcotráfico tiene un comportamiento terrorista”. Próximamente saldrán “Metodología para la perfilación criminal” y “Teoría general de la violencia”.
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@yuririaunam

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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