Los malditos particulares, los malditos jueces

El 28 de enero de 1910, un maldito particular pidió que el Poder Judicial se pusiera de su lado con un amparo. Era Jesús Zapata y lo hizo a favor de su hermano Emiliano.

Los malditos particulares, los malditos jueces
Ivabelle Arroyo
Por Ivabelle Arroyo

Este artículo fue publicado hace dos años y medio en El Economista. Me lo encontré hoy y, como el Presidente sigue hostigando al Poder Judicial, me pareció pertinente recordar que no solo tiene la mira corta ante un juez sino ante la definición misma de la justicia en un régimen democrático. Lo traigo ahora, tal cual, a este espacio.

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El 28 de enero*, un maldito particular pidió que el Poder Judicial se pusiera de su lado con un amparo. Exigía que un juez lo protegiera frente a la decisión de las autoridades políticas, que pedían que todos los ciudadanos defendieran a la nación.

Ese maldito particular se llamaba Jesús Zapata y ese enero era el enero de 1910. El acto ante el que buscó el amparo fue un llamado a pelear en el Ejército mexicano, un llamado que era para su hermano, el célebre Emiliano.