Por Jimena de Gortari Ludlow
Cambia de actitud: toma el mando para hacer del cuidado de los oídos y la audición una realidad para todos.
Según el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en México hay 6,179,890 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa el 4.9% de la población total del país. De este total, el 12.1% corresponde a personas con discapacidad auditiva, lo que equivale aproximadamente a 748,765 individuos.
Algunas de las causas de esta pérdida auditiva están relacionadas con la edad (44.5%), enfermedades (25%) -como otitis e infecciones causadas por bacterias o virus en el oído medio-, de nacimiento (13.4%), por accidentes (9%) y un 6.5% por otros motivos.
En esta columna se han descrito los niveles sonoros a los están expuestos nuestros oídos de manera constante, sin embargo, la mayor parte del tiempo no prestamos atención y pasan desaparcibidos por la habituación que tenemos a ellos. Esta exposición puede afectar nuestra audición, al dañar las estructuras delicadas del oído interno, causando pérdida de audición inducida por el ruido (noise-induced hearing loss, NIHL). Esta puede ser inmediata o puede tomar mucho tiempo hasta que la notemos, temporal o permanente y puede afectar uno o ambos oídos. La exposición a niveles dañinos de ruido puede ocurrir a cualquier edad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que para 2030 más de 500 millones de personas tendrán pérdida de audición discapacitante que requerirá rehabilitación. Además, estima que más de 1,000 millones de adolescentes y jóvenes están en riesgo de pérdida auditiva debido a prácticas de escucha inseguras con dispositivos personales.
El uso inadecuado de audífonos para escuchar música a volúmenes elevados puede provocar daños auditivos irreversibles. Los factores de riesgo a los que hace mención son el nivel del volumen, el tiempo de exposición- se recomienda no sobrepasar los 80 dB y limitar el uso de audífonos a un máximo de una hora diaria. No hacer uso de audífonos durante actividades físicas porque puede aumentar el riesgo de infecciones debido a la acumulación de humedad y sudor en el oído, lo que facilita la aparición de hongos y bacterias.
El Día Mundial de la Audición 2025 nos llama a integrar la perspectiva sonora en las políticas públicas y el diseño del espacio público, garantizando ciudades más inclusivas, equitativas y saludables para todas las personas, especialmente aquellas con pérdida auditiva, neurodivergencias o alta sensibilidad sensorial.
Es urgente implementar políticas públicas que busquen espacios públicos sonoramente inclusivos, a través de:
1. Regulación y gestión del Ruido
• Implementar zonificación acústica diferenciada para regular niveles de ruido en zonas residenciales, escolares y hospitalarias.
• Establecer normativas de límites sonoros para el tráfico, la construcción y la publicidad sonora en espacios públicos.
• Fomentar la transición a movilidad más silenciosa, incentivando el uso de transporte eléctrico y ciclovías.
2. Accesibilidad Auditiva en Infraestructura y Transporte Público
• Incluir señalización multisensorial en cruces peatonales, estaciones y edificios públicos (alarmas visuales, vibración en semáforos, pictogramas).
• Implementar bucles de inducción magnética en espacios gubernamentales, estaciones y centros de salud para mejorar la experiencia de personas con audífonos o implantes cocleares.
• Garantizar que el diseño de estaciones de transporte reduzca el eco y el ruido de fondo, facilitando la inteligibilidad del sonido.