Por Katia D'Artigues
Pocas veces, en menos de un minuto, se puede hacer un resumen tan contundente de la discriminación tan interiorizada y culturalmente “aceptable”. Sin duda eso es lo que logró el pasado domingo el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, cuando en su segundo informe de gobierno, que coincidió con el Día Mundial de las personas con discapacidad, en sólo dos líneas inauguró el “feómetro”.
A estas alturas es poco probable que no sepa a lo que me refiero. Aunque me molesta replicar lo que dijo hay que hacerlo para dar contexto y también para que quede constancia cómo, en pleno siglo XXI, el titular del Ejecutivo de un Estado de la República, quien además es maestro de profesión, pudo decir algo así.
“Tenemos controlado el tema de las adicciones que eso está más feo, mucho más, que tener a un hijo con discapacidad o tener a un hijo homosexual”, dijo el gobernador que milita en Morena.