Por Laisha Wilkins
Uno de los temas más controvertidos de este sexenio ha sido el peligro que corre el gremio periodístico en nuestro país para ejercer su profesión, hace poco tiempo se publicó un análisis hecho por Reporteros Sin Fronteras, una asociación sin fines de lucro, de origen francés, fundada en 1985, para que no digan algunos que sólo sirve a la oligarquía o a los conservadores, ya tiene tiempo y siempre ha reportado problemas con la libertad de expresión. El reporte de este año ubica a México en el lugar global 121 de 180 países analizados, pero cuando se ve sólo el tema de seguridad, nos encontramos en el 165, peor que en países en guerra y en dictaduras como Nicaragua, así de crítica está la cosa. Reporteros sin Fronteras divide y califica su análisis en varias partes, entre ellas el contexto político, donde enlista todas las acciones que ha emprendido el presidente López Obrador contra la prensa, desde abrir la sección de los miércoles, en la que la señorita Vilchis dice y hace lo que quiere contra personajes de la prensa -muchas veces sin presentar pruebas- hasta las constantes descalificaciones del mismo mandatario.
También analiza el marco legal en el que se sitúa la libertad de expresión en cada país, en nuestro caso, es el artículo sexto de la Constitución el que declara como derecho la libertad de expresión. Reporteros Sin Fronteras puntualiza que, si bien se tiene consagrado el derecho a la libre prensa y no hay ninguna ley nueva que lo impida, tampoco, en todo el sexenio de AMLO, no se hizo modificación alguna para mejorar la seguridad física de los reporteros.
No podemos dejar de lado que desde el año 2000, han muerto 150 periodistas en nuestro país, y que sólo en este sexenio, van 46, 3 en lo que va del año, según los datos del gobierno. Son números que superan a países en conflicto bélico y se supone que eso quedó atrás desde el 2018, cuando se acabaron los balazos y se sustituyeron por abrazos, muy evidente el cambio, ¿no?
Para 2023, el Comité Internacional para la Protección de los Periodistas, colocó a nuestro país en el lugar número 7, dentro de aquellos con el mayor índice de impunidad en asesinatos a miembros de la prensa, y es difícil refutarlo, si agencias mexicanas, como México Evalúa, calcula que, de cada 100 delitos cometidos aquí, sólo 4 terminan en sentencia. Entonces, cometer un atentado contra un periodista, tiene casi el 100% de probabilidad de quedar sin ningún tipo de castigo. Andrés Manuel y su sexenio no sólo han sido reprobados por Reporteros sin Fronteras, recordemos que, en 2022, el Parlamento Europeo pidió al presidente poner más atención en el cuidado de los reporteros y trabajadores de prensa, ¿y cómo respondió el mandatario?, todos esperaríamos que diciendo que se analizaría la situación y se harían los cambios pertinentes, pero no, al contrario, escribió una carta llena de cólera y furia donde llamaba a los parlamentarios “borregos”, que se sumaban a una supuesta estrategia reaccionaria y golpista de grupos corruptos que se oponen a la cuarta transformación, palabras literales de la carta. Fue tan agresiva, que incluso simpatizantes de la 4T, como Noroña y la diputada Armendáriz, la tacharon de falsa, hasta que la misma secretaría de relaciones exteriores la dio por buena.
Siempre se creyó que esa carta nunca pasó por una revisión por parte de ellos, de relaciones exteriores, sino fue una ocurrencia más del presidente.
Tampoco podemos olvidar el dramático caso de Lourdes Maldonado, la periodista de Baja California que pidió ayuda al presidente, en su misma mañanera, de frente, se le aseguró ayuda y terminó asesinada unos meses después fuera de su casa. La situación del periodismo en nuestro país no podría ser más complicada, si bien, por una parte, ha habido un boom de medios digitales, que dependen del esfuerzo y trabajo individual de mucha gente y que ha logrado quitar poder a los medios hegemónicos del pasado, también se ha caído en el simplismo y falta de profesionalidad, arriesgando a los productores independientes a ser víctimas de manera más fácil del crimen organizado o de presiones por parte de gobiernos locales o incluso el federal, lo hemos visto con canales como Latinus. Pero también, por otra parte, no se ha intentado quitar las 3 amenazas principales que caen sobre los periodistas: la primera, estar perpetuamente acechados por la violencia criminal, si es que reportan la verdad, claro. La segunda, caer en las presiones de los poderosos grupos mediáticos, y la tercera, el ataque desde el poder. Es un tema complejo, ha costado vidas y ha costado que la gente no se entere de todo lo que pasa en el país, porque no podemos olvidar que el mensaje llega, siempre y cuando haya mensajero, y aquí se les mata con mucha facilidad y con impunidad casi total.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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