Por Laura Brugés
En este país, la división de poderes se volvió un meme animado: cada quien señala al otro sin asumir su propio papel. Detrás del escándalo hay algo más profundo que un simple error de redacción: la normalización del caos.
El Congreso ya no legisla, reacciona; el Ejecutivo se desmarca cuando el costo político sube. Mientras que el Judicial en lugar de guardar distancia, mete mano.
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