Por Laura Manzo
Amedrentar.
Reiteramos una vez más el objetivo del presidente López Obrador a quien lo cuestiona. La mención de ayer en la mañana hacia mi persona quizá viene por cuestionar en mi columna de El Universal publicada el jueves pasado, la falta de perspectiva de género en el plan de seguridad para la recuperación de Acapulco.
¿Por qué, presidente, no ahonda mejor en este tema?
¿Por qué no mejor hablar desde este espacio, que a veces parece que es lo único en su agenda, sobre cómo las Fuerzas Armadas están pensando, además de instalar 38 cuarteles en la zona y mandar a 250 elementos para cada uno de estos, en prevenir el aumento de la violencia de género, característico tras el ingreso y la ocupación militar, como lo citan muchos reportes de organizaciones de la sociedad civil? ¿Por qué la emergencia ya terminó? Yo cité uno en mi artículo de opinión, el de México Unido Contra la Delincuencia: “La militarización de la seguridad pública: impidiendo la construcción de un México más seguro y en paz”, que demuestra que los elementos de la Marina y de la Defensa actúan de manera más violenta y arbitraria en comparación de las policías, ante lo cual las mujeres sufren más por estos abusos.