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Por Laura Pérez Cisneros

Miguel era entrón, era parte de su ADN, lo llevaba en la sangre sin saber que esa valentía y ese coraje para hablar de frente y sin filtros lo llevarían a la tumba.

A sus 4 añitos se quedó sin su mamá. Miguelito no entendía por qué lloraba su papá ante una caja de madera; no entendía verse entre tantos adultos vestidos de negro. Menos sabía que Diana Turbay era una de las periodistas más reconocidas en su país, Colombia,   y que los narcos –los malos de ese cuento– la habían matado. Solo un desalmado con esa saña dejó huérfanos a María Carolina y a Miguelito.

La mente y los deseos se alinearon para creer que lo único que vendría para él era una vida segura y feliz. Lo merecía. Perder a una madre es ir por la vida con el corazón rasgado. Sí, el tiempo es ese “curita” que nos hace más llevaderos los años, pero hay heridas que son eternas.

Así creció Miguel, criado por su abuela y su padre. Como entrón era parte de su personalidad, también lo era la política: su gran pasión. Miguel fue incómodo para quienes están del lado de la corrupción. Pagó con su vida por enfrentar, por denunciar, por trabajar en lograr un cambio para su país si llegaba a la presidencia. Su muerte es un deber tanto del pueblo como de la clase política para regresar la seguridad a Colombia.

En lo personal, Miguel –a pesar de sentirse pleno por ser padre y esposo– al recordar a su madre decía: “Daría todo lo que tengo en la vida para estar al lado de ella”. Nunca pensó que ese momento llegaría demasiado pronto. Ahora puede abrazarla, le canta en una dimensión llena de colores donde solo se respira amor.

Pero en esta tierra convulsa, un pequeño va caminando entre vacíos. Es Alejandro, hijo de Miguel y María Claudia. Pasa junto a un piano que ya no suena y no canta canciones. No hay quien le regrese el balón de futbol. Su casa guarda sollozos, es un hueco que por el momento no encuentra fondo. Fueron dos meses de agonía, de recargar la fe todos los días. Miguel decidió irse de poquito a poquito… Días antes, en el mismo hospital, murió Nydia Quintero, ex primera dama de Colombia y abuela de Miguel. Misterios de vida y muerte.

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