Por Laura Pérez Cisneros
¿A dónde vas con esa computadora?, me preguntó mamá cuando yo con una panza de 40 semanas alistaba todo para el hospital.
-Tengo que escribir lo que se siente ser mamá.
-Hija, por Dios ¿cómo se te ocurre?
-No me lo puedo perder, será un momento único que tengo que escribir.
Y necia como soy, metí en la cajuela mi maleta, las cosas del bebé y mi laptop debo decir que lo cumplí, la noche del 30 de septiembre del 2007 mientras mi bebé estaba en el cunero yo en lugar de dormir, escribía mi primera crónica de ser mamá de Cristóbalito, desde que lo ví en su pelito negro tenía como rayitos, era un solecito, de ahí lo bauticé como mi “Chol”.
A lo largo de estos últimos 17 años el ser periodista lo llevo pegado al ser madre, cuando todas me decían que el primer mes sería fatal para mí no lo fue del todo, apliqué lo que el jefe siempre nos dice: “Cuando llegue a la cabina quiero todo esté como mesa de cirujano para llegar a operar”.
Cada vez que cambiaba a mi bebé volvía a dejar todo listo: mameluco, pañales, agua, pomadas, algodón; fue fácil aplicar lo del trabajo a mi maternidad.
Al salir del hospital había preparado un look como el que veía de las reinas y princesas que aparecían con su bebé en brazos y tacones- la realidad superó mis ínfulas royal - me maquillé y salí en pantuflas, total no había cámaras afuera, los tacones se quedaron en la maleta, eso sí, en mis brazos llevaba a mi príncipe.
A la distancia agradezco a mi hijo, por él pude estar más cerca de mi mamá, no vivíamos en la misma ciudad, por eso pude disfrutarla mucho pues sin saberlo en ese momento, eran sus últimos meses de vida, me estrené como mamá pero también quedé en la orfandad cuando más la necesitaba, 3 meses después.
Sé que algunas opiniowners que han pasado por lo misma experiencia han tenido la misma sensación que yo; al ser mamá se te cae un velo que te permite ver, entender y valorar más a una mamá, de pronto le encuentras significado a sus silencios, sacrificios y lágrimas en la oscuridad y sobre todo a esa intuición que como periodista es el “olfato periodístico” para reconocer los diversos tonos de llantos del bebé y entender si es de cansancio, hambre o molestia.
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