Document
Por Linda Cruz

Tomamos un vuelo por la tarde, puntual, sin turbulencia.

Aterrizamos bajo una tormenta eléctrica, que con todo y su furia, no doblegó a esos 30 grados que nos recibieron al bajarnos del avión. Nos esperaba una semana de felicidad que nos reuniría a mi prima mayor, mi hermana y mi hija en la hermosa Riviera Nayarit.

Comimos, reímos, lloramos… Hablamos sobre las familias, los recuerdos, sobre nuestras frustraciones, deseos y algunos secretos.

Días de amor, de nostalgia con ese solecito del alma y del cielo.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.