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Por Lourdes Contreras

La promesa de las aplicaciones para conocer personas o buscar pareja, no siempre se cumple. Un usuario puede encontrar amigos o violencia; puede enamorarse o ser defraudado; a veces logra socializar y a otras se pone en riesgo de morir.

Hace unas semanas, en el estado mexicano de Chiapas, un hombre en sus 30 y más años (que llamaremos “M”), reactivó su App de citas. Su objetivo: ampliar su círculo social. Pasaría algunos meses en esa entidad y decidió que de esta manera podría conocer personas.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.