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Por María Alatriste

El 27 de marzo fue el lanzamiento de mi libro, en un lindísimo lugar que se llama La Otilia. Fue un evento que se dio de forma muy orgánica, aunque mi cerebro, con ese efecto del "mommy brain", de estar en mil cosas a la vez y de repente ni siquiera acordarme de lo que estaba haciendo, a veces estuvo presente en la planeación.

Fue muy motivador ver a peques en esta presentación y ver a mujeres, mamás y no mamás, haciendo tribu. Darnos cuenta de que ese caos también es nuestro paraíso, porque el caos que es comprendido es una tarea más sencilla de llevar. Hubo una persona que propuso cerrar la puerta de la ludoteca hermosa que improvisamos en el lugar. Eso me comentaron personas que me apoyaron en el evento. No lo tomamos como algo rudo, pero debo ser sincera: era raro de repente escuchar gritos. Sobre todo, por la alerta que te provoca como mamá de que todo esté bien. Sería contradictorio decir que el caos es algo idílico.

Pude agradecer a todas las personas que han sido parte de este libro; lo han sido a través de las reflexiones, de las vivencias, de lo que me han enseñado. Las autoras que leí, en las que me refugié. Hay otras personas, autoras y creadoras de contenido, que fui conociendo después de entregar el manuscrito. Ha sido algo maravilloso. Algo que simplemente no puedo dar por sentado. Solo puedo agradecer. El impulso de la maternidad me ha hecho abrir puertas de todo tipo, como este sueño guajiro de algún día ser escritora (aunque escribiera mucho desde que tengo memoria y no me atreviera a enseñar nada por ese síndrome de la impostora que a veces nos acecha), presentar mi segundo libro e incluso tener una columna donde escribo de temas importantes en Opinión 51.

Ese día de la presentación, muchas cosas pasaron gracias a las personas que han deseado ser parte de esta historia literaria que habla del laberinto de mis reflexiones, también de una voz común que es ser mamás en un mundo que aún carece de mucha empatía. La maternidad es hermosa por el amor a los hijos, pero también puede ser caótica e incluso horrorosa por un sistema que exige unos estándares inalcanzables con tantas renuncias invisibles.

En este día también se habló de la importancia de una sociedad que tenga más empatía, de lo esencial que es la implicación del padre en la crianza, a eso que cada vez más se le conoce como corresponsabilidad.

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