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Por María Alatriste

Hay palabras que pesan como una piedra en el estómago. “Penalidad”. “Castigo”. Qué duro que la llegada de un bebé (ese temblor de amor que desordena la casa y el alma) lleve pegada una factura silenciosa para quienes maternan. Y sin embargo, así lo muestran los datos con una contundencia que ya no admite excusas: en casi todo el mundo, la maternidad sigue marcando un antes y un después en la vida laboral de las mujeres. No es un golpe de mala suerte ni un “así tocó”; es un patrón. Un patrón tan extendido que mereció un mapa.

Me refiero al Child Penalty Atlas —el Atlas de la penalidad por hijos—, un estudio reciente de Henrik Kleven, Camille Landais y Gabriel Leite-Mariante, publicado en The Review of Economic Studies. Con microdatos de 134 países que construyen una cartografía global de cómo cambia el empleo de mujeres y hombres al convertirse en madres y padres por primera vez. El trazo que se repite es nítido: antes del primer nacimiento, las trayectorias laborales de ambos sexos avanzan en paralelo; después, se abren en tijera y esa brecha persiste por años (Kleven, Landais & Leite-Mariante, 2024).

Para llegar a esa imagen panorámica, el equipo de investigación de este Atlas no se limitó a los pocos países con datos longitudinales. Innovaron con “pseudo-event studies” construidos a partir de encuestas transversales: identificando a personas sin hijos, prediciendo quiénes tendrán un primer hijo y comparando sus cambios en el empleo con grupos de control comparables; posteriormente validando el enfoque con event studies en países que sí contaban con datos longitudinales. Así lograron magnitud, diversidad geográfica y rigor (Kleven, Landais & Leite-Mariante, 2023/2024).

¿Qué es un event study y por qué importa mencionarlo? En economía aplicada, un event study estima cómo evoluciona un resultado (empleo, ingresos) antes y después de un evento (t=0), comparando con un grupo similar sin evento. Su interpretación causal exige supuestos como tendencias paralelas y no anticipación.

¿Qué muestra ese “mundo” que deriva de estos event studies? Que la penalidad por hijos es prácticamente universal, aunque su tamaño y persistencia varían por región y nivel de ingreso. Y que conforme los países se hacen más ricos, la penalidad por la crianza se vuelve el motor dominante de la desigualdad de género en el mercado laboral: ya no se explica tanto por educación o participación temprana, sino por lo que sucede al cruzar el umbral de la maternidad y la paternidad (Kleven, 2022). Tener un hijo es “un no evento” para los hombres en términos de empleo; para las mujeres es un parteaguas.

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