Por María del Carmen Volante

Hola, a todos y a todas las madres que festejan este día. Gocen a sus familias, sus hijos, hijas y nietos porque las madres buscadoras como yo, María del Carmen Volante Velázquez, ya nada tenemos que festejar el 10 de mayo al tener una hija en desaparición. Les voy a contar la historia de Pamela.
Pamela viene siendo la hija más pequeña de toda nuestra familia Gallardo Volante. Mi hija era la luz de la familia porque era la única niña que teníamos en casa arropada por cuatro varones, su padre, sus hermanos y su primo.
Hoy, en el marco de 8 años que voy a cumplir de la desaparición de Pame en la alcaldía Tlalpan en la Ciudad de México, nos ha costado mucho trabajo como familias festejar ese día. Antes lo festejábamos o me lo festejaban.
Recuerdo que siempre les decía que yo era una madre de 365 días del año y que no nada más era un día y siempre se reían mis hijos y mi hija Pamela y me abrazaba y me besaba. Ella me decía: "Sí, madre, tú siempre has sido la madre de los 365 días del año, pero lo que nunca has perdido es tu esencia, tu amor, tu palabra, tu honor, tu lealtad”.
Hoy que ya no está a mi lado en esta desaparición de búsqueda cambió todo el contexto de la familia.
La recordamos con amor, la recordamos con esperanza, la recordamos con fe que va a regresar a casa porque las madres buscadoras y defensoras de los derechos humanos (porque en eso me he convertido en estos 8 años) eso hacemos. Lo único que le pido al universo es que paren las desapariciones.
Le mando a todas las madres y a todos los seres humanos de todo el universo, paz, paz interna, paz de amor, paz de congruencia, siempre con la voz de Pame porque ella es la que me da esas palabras.
Hoy no ha sido fácil decir cuánto falta una hija, una hermana, una amiga. Porque eso era Pamela para mí y para sus hermanos. Gracias por seguirme apoyando y seguir tratando de combatir el delito de la desaparición.
Todos tienen que usar su voz para que paren las desapariciones. Mi querida hija, dónde estés, dónde te encuentres, mi amor: ¡cuánta falta nos haces! Cuánta falta me haces. Pero sigo en tu búsqueda incansable.
Yo nada tengo que festejar el 10 de mayo hasta que Pamela no regrese a casa. Pero también tenemos que abrazar a los hijos que tenemos, como Esteban, como José, como mi sobrino, como mi sobrina, como otras madres que son jóvenes y que siguen trabajando y luchando por encontrarlas.
Disfruten a sus familias, disfruten a sus madres, ámenlas, respetenlas, quieranlas.
Hasta encontrarles.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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