Por María Fernanda Montes de Oca Villa*
La salud de la mujer ha sido históricamente marginada de la investigación biomédica, tanto en la etapa preclínica con células y modelos animales, como en la clínica, donde ya se estudian personas. La razón: se creía que las hormonas femeninas influían negativamente en los resultados de los estudios.
De hecho, un estudio realizado en la Universidad de California en 2020 demostró que las mujeres tienden a tener más efectos adversos a medicamentos gracias a que los ensayos clínicos para encontrar dosis adecuadas, son mayormente llevados a cabo en hombres. Lo sorprendente es que se pudieron identificar 86 medicamentos aprobados por la FDA (Food and Drug Administration) con este problema, incluidos antidepresivos, analgésicos, fármacos para la salud cardiovascular, etc.
Esto ocurre porque sencillamente los hombres y las mujeres no somos iguales y la sociedad científica falló en abordar las diferencias —el metabolismo, la absorción y la excreción de los medicamentos no son iguales en hombres y mujeres. Este sesgo existe desde hace siglos, cuando la ciencia se construyó alrededor de un modelo universal, falsamente estándar, lo que en los libros de texto de medicina se conoce como el modelo anatómico: un hombre, donde las ilustraciones del cuerpo de la mujer eran exclusivamente creadas para representar el sistema reproductivo.
Otro caso es el de la terapia de reemplazo hormonal, HRT por sus siglas en inglés, para la menopausia. Cuando las mujeres entran a la menopausia, los ovarios dejan de producir estrógenos y progesterona, resultando en sofocos, sudores nocturnos, alteraciones en el sueño y pérdida ósea con riesgo de fracturas. ¿Qué sustituye la pérdida de hormonas? La administración de hormonas. Y trágicamente millones de mujeres han sido privadas de tratamientos para los síntomas y complicaciones de la menopausia gracias a ciencia mal hecha.
Pero ahora las cosas empiezan a cambiar. El 10 de noviembre de 2025, la FDA anunció el inicio del proceso para retirar las advertencias de tipo black box de los productos hormonales. Estas advertencias son ineludibles y están impresas en las cajas de las medicinas donde se avisa sobre los riesgos de tomar ciertos medicamentos. La HRT tenía estas advertencias exageradas, porque en los 2000s se malinterpretó un estudio donde incluso la fórmula hormonal usada ya está en desuso.
La eliminación de estas advertencias está basada en ciencia y hace que los médicos y las pacientes se sientan más seguras de usar la HRT. Lo más importante. Hace que las mujeres puedan vivir más y mejor. Personalmente, me emociona porque las decisiones sobre salud deben basarse en información, no en estigmas ni en mitos. También es muy importante recalcar que la eliminación de las advertencias no significa que no existan riesgos, ni que todas las mujeres puedan usarla sin consultar su caso con una experta.
Ojalá que esto abra la puerta a más investigación. Las diferencias sexuales son una fuente de conocimiento infinita, y estudiar cómo difieren los sistemas endocrinológicos, inmunológicos, óseos y cardiovasculares entre hombres y mujeres es fundamental para la creación de terapias más precisas y, la verdad, más justas para ambos. No quiero sonar cursi, pero al parecer la ciencia empieza a estudiar no solo al hombre, sino al ser humano.
Y solo para reflexionar un poco más, es verdad que mujeres y hombres no somos iguales; sin embargo, si en el mundo somos mitad y mitad, ¿por qué y quién eligió investigar más la mitad masculina?
*La Doctora María Fernanda Montes de Oca Villa es médica y divulgadora científica apasionada por entender y explicar la interacción entre la medicina clínica, la nutrición y la inmunología en la salud cotidiana. Cuenta con más de diez años atendiendo pacientes y tres maestrías (Medicina Clínica, Ciencias Avanzadas de la Nutrición Humana e Inmunología Avanzada) y combina la práctica clínica con la escritura y la docencia, siempre desde una premisa: que la evidencia científica sea accesible, comprensible para todos, pero sobre todo, que sea la base para la toma de decisiones en salud.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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