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Por Marina Conde*

Acabo de terminar A cuatro patas (título original en inglés All fours, Riverhead Books, 2024), la última novela de Miranda July, y ya quiero comenzarla de nuevo. 

Con toda seguridad tengo un sesgo, he sido fan de July, enfant terrible de las artes visuales en múltiples formas, desde su primera película, Tú, yo y todos los demás, ganadora del premio Caméra d’Or en el festival del Cannes de 2005, la cual ella escribió, dirigió, produjo y protagonizó. Posteriormente, he seguido su trayectoria literaria que comenzó con el genial libro de cuentos Nadie es más de aquí que tú, ganadora del Frank O’Connor International Short Story Award en 2007. 

Ya desde el título de este nuevo libro, presentimos que no será discreto o moderado, y es que July no cree en la autocensura y se hace evidente que no tiene filtro. A cuatro patas, cuya publicación en español está programada para septiembre de este año, nos cuenta la historia de una artista -no se especifica en qué disciplina sino que alude al uso de medios diversos, como la propia autora- que ha alcanzado cierta notoriedad y ahora se siente atascada, tanto en su vocación como en su matrimonio. Animada por su esposo, decide hacer un viaje por carretera desde California hasta Nueva York y tomarse esas dos semanas para pensar, visitar amigos y -ella espera- re enfocarse. La protagonista no pasa del primer pueblo a media hora de su casa y, en un impulso, renta un cuarto en el motel local donde permanece los quince días. Y lo demás, tendrán que leerlo, baste decir que pasa cosas; muchas cosas.

Dentro de estas páginas somos testigos minuto a minuto de la crisis de una mujer a la que la edad madura la toma por sorpresa, como a todas, diría yo, y de la forma como esto la hace cuestionar su vida y, sobre todo, su futuro. No tiene respuestas, se equivoca una y otra vez y se deja llevar por sus impulsos durante cada uno de esos días. La gran pluma, el sentido del humor y la desvergüenza de July hacen su magia y tenemos una novela que no pude soltar en tres días hasta no acabarla. 

Pronto descubrí que no soy la única. Este libro estuvo en la lista de los mejores libros de 2024 del NY Times y fue finalista del National Book Award. Más allá de los reconocimientos literarios, algo en él ha resonado de manera muy intensa en sus lectores, en especial sus lectoras, creando una verdadera revolución, casi un movimiento (de mujeres maduras), en el país vecino y otros, donde ha dado pie a infinidad de círculos de lectura, conversatorios e incluso chat grupales y hasta gorras con su título. 

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