Por Mariana Conde
En el coche, regresando de gimnasia, desde el asiento trasero Mara me pregunta:
–Mamá, ¿entonces quién va a ganar, Xóchitl o Claudia?
Le explico que aún están compitiendo y que nos corresponde a todo el pueblo mexicano ir a votar y así decidir quién será la próxima presidenta. Mi respuesta no la satisface y continúa:
–Pero, ¿quién es mejor? ¿No debe ganar la mejor?
Trato de explicarle que esto no es como una carrera de 100 metros planos o como el concurso de ortografía de su escuela en los que triunfan quienes ya han demostrado ser los mejores; que en política el ganador no gana por haber gobernado mejor, sino que debemos cándidamente votar por quien nos parezca será el o la mejor después de ganar. Es decir, que tenemos que confiar en sus promesas y su palabra.