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Por Marilú Acosta
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Buscando cómo sobrevivir el internado y sobre todo el servicio social de medicina, encontré entre quienes ya los habían cursado que lo mejor de estos años es que terminan, y tenían razón. ¿Qué es lo mejor de que AMLO haya sido presidente? Que su eterna candidatura ya terminó. Sin respetar a Francisco I. Madero con sufragio efectivo. No reelección; AMLO tuvo dos presidencias, el delirio autoproclamado de 2006, colocándose la banda presidencial con símbolos no oficiales, como Napoleón Bonaparte auto proclamándose Emperador de Francia, y la segunda en 2018 cuando el INE le dió la constancia de presidente electo, por votación democrática. ¿Qué es lo mejor del sexenio de AMLO? Que ya se acabó.

Dicen, que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Dicen, que todos los seres humanos (sí, todos) estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo y que todos somos seres de luz. Dicen, que la creación se está conociendo a sí misma y que nada está demás y nada está de menos; que el mundo es perfecto como está. Dicen, que lo que te choca, te checa. Dicen que en la política también hay una mística; del griego μυστικός (mystikós, relativo a los misterios). Hagamos mística política y desentrañemos el misterio de la política y la sociedad mexicana.

¿Es/fue/será un peligro para México? No realmente, en la escala del tiempo, la vida de AMLO es insignificante para el territorio. Se le ha llamado mesías, líder espiritual, el que viene a cambiar conciencias, el que representa al Señor Jaguar, quien ha recibido el bastón de mando de los pueblos originarios (el bastón real es de unidad), el que tiene mayor aprobación popular, que escucha a los muertos y que tiene contacto con seres extraterrestres que lo ayudan y apoyan… y así. A ver, tampoco hay que exagerar, mantengamos un mínimo de seriedad en este análisis. Representa al mexicano promedio sin que esto sea extraordinario. Es popular porque encuentran puntos en común. Lo que te checa te choca, pero también lo que te checa admiras y aceptas y lo que te checa, defiendes, también cuando te avergüenza y no puedes o no lo sabes cambiar.

¿Cuántos mexicanos son así? Maleducado. Papás incapaces de ponerle límites ni hacerlo responsable. Una mamá que disculpa y defiende desde chiquitos a sus delincuentes: no es robo, mira cuántas flores tiene el jardín, que en el caso de AMLO fue sólo mató a su hermano además, él tiene buenas intenciones. Acudió a una institución educativa que fomenta la falta de disciplina y disculpa las lagunas de conocimiento e irresponsabilidad, porque pobrecitos, permitiéndole terminar en 14 años una licenciatura. Se critica al PRI, pero fue el PRI el que nunca le dio acceso a AMLO a puestos de elección popular, porque ya sabían que era una manzana podrida. Hizo berrinche y se fue a otro partido. Genera soluciones simplistas y delirantes a problemas que no comprende. No sabe decir no sé. No acepta ayuda. Inmaduro y sobre todo inseguro a tal grado de tener un complejo de superioridad moral que le restriega en la cara a todos. No escucha, porque su soberbia le hace creer que su visión (autoritaria) es la única que vale (dictadura). Un papá egocéntrico y ausente. Mentiroso, manipulador y narcisista; que con paciencia a fuerza de repetir una y otra vez las cosas, terminó por convencer a la población que eran pobres, víctimas de “los españoles” y que sólo él podía comprenderlos (falsa empatía) y era el único que conocía México. Vengativo y traicionero. Libidinoso y abusivo. Misógino. Bully y corrupto, porque sabe perfectamente que no podría conseguir nada sin amedrentar, ofrecer dinero o saltarse la ley. Sus amigos, son delincuentes organizados.

Así el jefe del ejecutivo que hoy se va a La Chingada, aunque no sepamos cuándo llegue al austerísimo rancho en Palenque que tiene 13 mil 341 metros cuadrados. Sin duda hizo su mejor esfuerzo, prometió mucho y no quedó a deber nada, porque sus ideas surrealistas sólo convencieron a quienes no saben razonar, ni quieren trabajar de verdad. Vino a destruir y lo hizo con creces. Demostró que la mediocridad sale carísima y que la división sigue siendo un camino para la victoria. Como buen narcisista, le hizo perder a México amigos y aliados.

Lo bueno: su sexenio ya terminó; lo malo: nos quedamos con una sociedad que se parece demasiado a él, y con esa yunta hemos de arar, dicen también.


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