Por Marilú Acosta

Ante el suicidio, respeto – dijo una que era psicoanalista. Esa tarde se quedaron en silencio. (La vida por delante, 2024. Magalí Etchebarne)
¿Por qué no escribiste sobre Abraham? Tuitea algo, hazte unos videos sobre el tema, justo lo vienes denunciando y pasa esto. Cuando me lo preguntaron, días después de tu muerte, me di cuenta que el dolor me había confiscado las palabras. Me dolió sentir tu desesperación, tu falta de caminos, tu determinación de terminar con la violencia a toda costa. Me dolió saber que no llegamos a tiempo. La muerte te ha liberado y te ha reconciliado con el amor incondicional; también, la muerte, tu muerte nos confronta con todo lo que está mal y nos muestra el larguísimo camino que falta recorrer para modificar el abuso disfrazado de educación médica.
El IMSS es una institución que mi mamá me enseñó a querer, respetar, y admirar. Desde pequeña, mi mamá me contaba cosas extraordinarias que sucedían en el instituto. Cómo cuidaban de los pacientes, cómo se involucraban en solucionar de fondo los problemas, cómo innovaban en técnicas quirúrgicas. Me contaba también épocas difíciles en el país, cuando escondían médicos insurrectos, porque autoridades gubernamentales entraban a los hospitales y clínicas, buscándolos para sacarlos con violencia y no siempre regresaron. Ese IMSS es al que su Centro Médico Nacional vi colapsar, por el temblor de 1985. Al que acudí a tomar algunas clases casi 20 años después de los derrumbes y en el que otros 20 años después, con respeto y admiración entré al recinto de la Academia Nacional de Medicina, para formar parte, con mucho orgullo de la Academia Nacional de Educación Médica. Ese IMSS ha perdido completamente el rumbo.
¿Qué nos ha pasado? ¿Por qué permitimos que todo se descomponga tanto? ¿Por qué no se cuida a quienes queremos cuidar a la sociedad? ¿Por qué se deja pasar tanto abuso? En el Hospital General de México, institución sanitaria vecina del Centro Médico Nacional Siglo XXI, mi profesor de gastroenterología nos decía: existen dos tipos de mexicanos (aunque en esa época se refería a los chilangos), los que tienen amibas y lo saben y los que tienen amibas y no lo saben. Muchos años después estudié la relación de los microorganismos y las emociones o situaciones emocionales. Las amibas son parásitos y los parásitos tienen que ver con el abuso. Así que existen dos tipos de mexicanos, los que están siendo abusados y lo saben; y los que están siendo abusados y no lo saben.
Especialistas defienden a capa y espada que quien ha sido abusado o maltratado (sexual, física, y/o emocionalmente) no se va a convertir en agresor(a). Que no hay evidencia que infancia es destino (Santiago Ramírez, 2002); sin embargo existen encuestas donde se ha identificado que adolescentes que sufren violencia escolar (o en casa), y que a pesar de que no les agrada, repiten los patrones de abuso con sus propios compañeros. No sé los porcentajes, no los recuerdo. Tampoco sé cuál es el porcentaje de médicos que repiten las violencias y los abusos a sus subalternos, “porque sí yo lo sufrí, que lo sufran ellos”, pero deben ser la enorme mayoría y esos llegan a tener puestos administrativos importantes, llegan a ser tomadores de decisiones.
Abraham, sin conocerte, me duele tu muerte no por la muerte en sí misma, sino porque no te dejaron continuar con tus estudios, no concretaste tu idea de ser cardiólogo, porque la sociedad ha alimentado un sistema de salud abusivo, extorsionador (sino haces lo que te pido, te repruebo) y donde el director de la unidad médica de alta especialidad, dice que no había ninguna denuncia, como si no entendiera qué pasa si denuncias (te va peor), aceptando entonces una incapacidad e ineficiencia absoluta de su gestión por no saber lo que sucede en la unidad que dirige. U ocultando qué sabe, para entonces ser cómplice de todo lo que sucede. Él es también un abusador, y lo hace con la tranquilidad de saber que lo protege la Ley Federal del Trabajo (LFT). En el Título Sexto (Trabajos Especiales), capítulo XVI (Trabajos de Médicos Residentes en Período de Adiestramiento en una Especialidad), artículo 353 D dice: Son obligaciones especiales del Médico Residente, las siguientes: II. Acatar las órdenes de las personas designadas para impartir el adiestramiento o para dirigir el desarrollo del trabajo, en lo concerniente a aquél y a éste. Curioso que diga adiestramiento, hay médicos que han tenido que colgarse placas de perros, obligados por sus superiores, de quienes -por ley- deben acatar sus órdenes.
Abraham, que el silencio de tu muerte nos lleve a gritar que el IMSS se ha convertido en un (tu) asesino, encubierto por la LFT y que el vacío de tu ausencia sea el espacio para sembrar las bases de un sistema de salud ético y respetuoso de los Derechos Humanos.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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