Document
Por Marilú Acosta 

En las últimas semanas no pasa un día sin que haya una noticia escalofriante. El 10 de septiembre de 2025, en la Ciudad de México explotó una pipa en el Puente de la Concordia, en la salida a Puebla. Ha sido un evento que cimbró a la población y que a mí me recordó el accidente del 30 de Julio de 1987, cuando se cayó un avión con caballos y jinetes, en el Puente CONAFRUT, a la salida Toluca. En septiembre los capitalinos nos ponemos nerviositos por el recuerdo de los temblores de 1985 (380 edificios colapsados, aprox.) y 2017 (38). Sentimiento compartido con Guerrero, Oaxaca, Puebla y Morelos.

Hemos vivido tragedias múltiples en los últimos 45 años, desde erupciones de volcanes (Chichonal en Chiapas, 1982; Popocatépetl, 2000) hasta accidentes por ordeña ilegal de ductos (Tlahuelilpan, 2019), mientras que otros fueron por fugas de gas LP: San Juanico (1984), La Merced (1988), Hospital Materno Infantil (Cuajimalpa, 2015), La Concordia (2025). En 2016, explotó el mercado de San Pablito por pirotecnia, en Guadalajara fueron vapores de gasolina (1992) y la Torre de Pemex por gas metano y vapores solventes (2013). Los huracanes, las inundaciones, los vientos veloces, las pandemias de influenza en 2009 y COVID en 2020, nos señalan que estamos en las manos de la naturaleza y los errores humanos. Les hubiéramos tomado la palabra cuando hace un par de siglos querían hacer de Puebla la capital del país, no es porque se hunda, sino porque tenemos dentro de la Ciudad 8 volcanes, hasta ahora inactivos; y más de 200 mini volcanes en el Valle de México.

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.