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Por Marilú Acosta 

El veracruzano César Garizurieta, también conocido como el Tlacuache, fue fundador, en 1948, del grupo de estudio El Hiperión, enfocado en el análisis del ser mexicano. Prolífico escritor de ensayos, novelas y cuentos, también se desempeñó como magistrado del Tribunal Superior de Justicia, consejero de la Presidencia de la República, dos veces Diputado al Congreso de la Unión y Embajador en Haití y Honduras; se suicidó en 1961. Durante sus 57 años de vida hizo mucho, sin embargo, por lo que se le recuerda, quienes saben que él acuñó esta frase, es por haber escrito vivir fuera del presupuesto, es vivir en un error. Con esta frase tatuada en la cartera, han vivido un sin fin de políticos, sin importar su estirpe ideológica o el color de sus corbatas o chalecos de campaña.

En una época en la que el dinero tenía valor, porque es hasta 1973 que el dólar dejó de respaldarse con el oro, el gobierno post revolucionario mexicano era fuente de riqueza, misma época en que los españoles creaban los grandes consorcios que existen hasta el día de hoy. Un México vibrante, con un cine de oro nacional, participando en Hollywood al grabar en español durante las noches las películas que hacían en inglés, donde el IMSS olía a nuevo, estaba limpio, funcionando y con todos los insumos necesarios. Los institutos de Salud estaban fundándose y la gente podía confiar en sus policías, la población rural era mayor a la urbana y la Ciudad de México se inundaba por que los ríos aún no habían sido entubados. Sin baches, sin coches chinos, ni desaparecidos, México avanzaba con paso firme y podía darse el lujo de pagarle el sueldo y uno que otro sobresueldo a una serie de burócratas y políticos que cumplían una función social, aportaban en la administración de los bienes públicos y aún conservaban un cierto tipo de ética y responsabilidad ante la ciudadanía.

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