Por Marilú Acosta
En esta columna: La ironía se hace presente en cada línea de la columna que hoy escribe Marilú Acosta; este manual para delincuentes, hace falta en las calles y sin duda se distribuirá como pan caliente. ¿Con el Manual van a evadir el peso de la ley? ¡Sin él de cualquier manera lo hacen!
Mucha tinta se ha derramado para formar gente de bien. Desde Moisés y los 10 mandamientos, hasta Digital Dharma, el último libro de Chopra. Las fuentes se cuentan por miles: libros de autoayuda, leyes, filosofía, política, espiritualidad, economía y millones de horas de videos subidos a redes sociales. Burócratas, políticos, legisladores, jueces, magistrados, ministros y sobre todo asesores que diligentemente se dedican a cargar folders por los pasillos, pueden despejar sus dudas en cualquier lugar de internet. Los derechos y obligaciones de quienes ejercen cargos públicos, los encuentran en la Constitución y sitios web de cada institución o gobierno al que pertenezcan.
Los que viven de los impuestos, están arropados por todo tipo de contenido que los acompaña en su quehacer diario. Lo que me da coraje es que nadie vea por los infractores. Urge un manual que les dicte cómo violar las leyes sin que los cachen. Me entristece profundamente que los dejen a la deriva. Nadie les avienta un lazo para salvarlos de las tormentas de la legalidad y las buenas costumbres. ¿Dónde está el Manual de Carreño para Malhechores cuando se le necesita? Este vacío literario es inaceptable.
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