No está en ti decidir, Alito
Sólo se necesitaba una boleta cruzada en el nombre de José López Portillo y Pacheco para convertirlo en presidente, el proceso se respetó. La gente fue a votar y hubo diputados plurinominales.
Por Marilú Acosta
Es esencial entender la importancia de los procesos, respetar los acuerdos, realizar las actividades incluyentes y sobre todo dejar de pensar que vivimos en la década de los 70´s. El 4 de julio de 1976, en las boletas para presidente sólo estaba José López Portillo y Pacheco (Ciudad de México, 1920–2004) por el PRI (partido revolucionario institucional, el PPS (partido popular socialista) y el PARM (partido auténtico de la revolución mexicana). El PAN (partido de acción nacional) no postuló a nadie porque su candidato no alcanzó dentro de su partido el 80% de votación interna. Ni el PCM (partido comunista mexicano), ni el PF (partido femenino) tenía el registro, por lo que sus candidato y candidata no fueron reconocidos. ¿Fue una simulación? Por supuesto… que no. Fue un ejercicio democrático donde la población pudo elegir el partido, lo que derivó en diputaciones plurinominales.
Adolfo López Mateos (Estado de México, 1909–1969), durante su presidencia propuso crear los diputados de partido en 1963 (hoy conocidos como plurinominales). Sólo se necesitaba una boleta cruzada en José López Portillo y Pacheco para convertirlo en presidente, el proceso se respetó. La gente fue a votar y hubo diputados plurinominales.
El Frente Amplio por México (FAxM) se crea dentro de un contexto muy distinto al que había en 1975-1976. El FAxM está fuera de los acuerdos partidistas y de los liderazgos políticos, porque se centra en la ciudadanía, porque la democracia es eso: demos (pueblo), κράτος (krátos = gobierno). En el FAxM se acordaron pasos, tiempos, procesos y sobretodo transparencia en la inscripción de candidatos, de encuestas, de análisis, de diálogos, de registros y finalmente de una votación presencial el 3 de septiembre de 2023. Medirle el agua a los camotes (encuestas) debe ser parte del ejercicio democrático. Sin embargo una agua fría o caliente no debe ser motivo de sacar los camotes del agua. No Alito, no está en ti decidir quién es la candidata del FAxM. No eres tú el magnánimo que reconoce la aceptación ciudadana de Xóchitl Gálvez. No eres tú el que debe salir a dar la noticia. No es tu voz la que representa la voz de la ciudadanía. No es tu imagen ni tu enérgico (autoritario) dedo el que señala a la futura candidata a la Presidencia de la República. No te corresponde. Así no. Has usurpado un lugar, un momento y un discurso que nunca fue tuyo.
Alito, o mejor dicho Alejandro, para hablar entre adultos, los procesos se respetan y aunque creas que estás siendo empático, democrático y respetuoso con tu compañera Beatriz Paredes, has realizado un acto machista de “yo tengo que salir a explicarles cómo somos de unidos y de disciplinados en mi partido”. Eso es mansplainning. Ni Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega (Ciudad de México, 1933–2023) se atrevió a tanto, quien fuera presidente del PRI de septiembre de 1975 a noviembre de 1976.
No Alejandro, no está en ti decidir cuándo se rompen los acuerdos del FAxM. No está en ti explicar cómo funcionan las encuestas. No está en ti hablar por Beatriz, ni por Xóchitl, ni por ninguna mujer. No te necesitamos como vocero. No necesitamos a ningún hombre como vocero. Tenemos voz. Nuestra propia voz. ¿Crees que nos ayudas hablando como lo hiciste? ¿Crees que representas a todas y a todos? Nunca vas a representar ni a la ciudadanía, ni a las mujeres. Eres un presidente de partido, formas parte de la clase política y tienes el género que ha puesto patas p’arriba al mundo.
Gracias, pero calladito te ves más bonito. Tampoco seas florero, no adornes la esfera política con tu galanura, no es Ley del Talión. Aprende cuál es tu lugar y trabaja desde ahí. Claro que se necesitan partidos políticos, porque así está estructurada la política en México. Quizá después no, quizá después sea sencillo para la ciudadanía tener puestos en el ejecutivo, legislativo y judicial. Por ahora, como presidente de partido, de un partido que construyó México en el siglo XX y que ambos se están desmoronando en el siglo XXI, necesitas entender que México ya cambió y que no está en ti decidir, ni imponer.
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