¿Para quién fue el castigo?

Por Marilú Acosta

Cuando las mamás castigan a esos humanos en desarrollo que llaman hijos, normalmente lo hacen durante un evento de enojo. El castigo no está premeditado, ni analizado, está visceralizado. Dependiendo del sapo es la pedrada, así que según lo que hicieron las bendiciones, es el castigo. El objetivo del castigo es lograr lo que la comunicación no hizo: modificar un comportamiento, ya sea detenerlo, modularlo o cambiarlo por completo. El castigo es directamente proporcional al fracaso de la negociación. A veces hay mediador, puede ser un miembro de la familia, alguien que pasaba por ahí, una persona de la comunidad educativa, algún amigo o conocido. Puede servir el mediador para diluir el enojo o para enardecerlo, para disminuir o aumentar el castigo, para evitar el castigo logrando ese comportamiento deseado. Donde la puerca tuerce el rabo es en el momento en el que se establece el castigo. Un momento de mucha emotividad, de poco autocontrol y de buscar el punto de apoyo con el cual mover de manera más rápida la situación. El punto de apoyo es el talón de Aquiles, es donde duele más y las mamás saben dónde duele. Entonces castigan lo básico: alimento, ropa e incluso el techo. Castigan momentos irrepetibles: eventos, viajes, convivencias, personas. Castigan lo cotidiano: horas de entretenimiento.

Pocas veces, en estos momentos álgidos, se ponen a pensar en las consecuencias para el castigado, para la familia, para los amigos, para la propia mamá. Ejemplo, una fiesta familiar importante, lejos del hogar, una boda, un cumpleaños, alguna festividad religiosa. El o la hija castigada, preadolescente, no puede ir a la fiesta, por el castigo, no puede quedarse en casa sin supervisión por su edad y porque serán muchas horas, quizá todo el fin de semana. Quizá en esa reunión estará alguien mayor que no volverá a convivir porque se lo lleva la muerte. Quizá es alguien que no vive en el país, estado, ciudad y que no saben cuándo se volverán a ver. Va creciendo el número de castigados y se va complicando la logística. Quitar el castigo es un problema, ejecutarlo, otro.