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El voto de Schrödinger

No seamos como jurados del Nobel y por no comprender esta paradójica jornada electoral, la ignoremos y volteemos hacia otro lado.

El voto de Schrödinger
Marilú Acosta

Por Marilú Acosta

Albert Einstein (Ulm, 1879-1955) a quien le dieron el Premio Nobel de Física (1921) por todo menos por la teoría de la relatividad (publicada en 1905), porque esta teoría fue tan revolucionaria que quien tuvo que evaluarla, no pudo comprenderla y decidió ignorarla, sostiene conversaciones epistolares con Erwin Schrödinger (Viena, 1887-1961), Premio Nobel de Física (1933); de donde surge el gato de Schrödinger ante la paradoja EPR (paradoja: lo que resulta increíble, absurdo; del griego παραδоξα, para: contra y doxo: opinión). La paradoja de EPR (Einstein-Podolsky-Rosen, 1935) dice: la realidad existe sin que nadie la observe, es increíble, absurdo pensar que el observador la modifique. En 2022, el Premio Nobel de Física es para Aspect (Francia, 1947), Clauser (EUA, 1942) y Zeilinger (Austria, 1945), quienes prueban que la realidad no existe, la crea el observador.

El gato de Schrödinger y un dispensador de veneno están dentro de una caja cerrada. Al no ser observado el gato existe sobrepuesto al mismo tiempo en sus dos posibilidades: vivo y muerto. Sólo cuando se observa al gato, se fija (crear) la realidad del gato vivo (o muerto). El voto de Schrödinger, un crayón y un(a) votante están dentro de la mampara de votación. Al no ser observado el voto existe sobrepuesto al mismo tiempo en todas las posibilidades de la boleta. El primer observador fija (crea) una realidad cuando desdobla la boleta, el segundo, fija el número de votos por casilla. El tercero, los resultados del PREP; y el cuarto, los resultados del conteo rápido. Los primeros y segundos pueden o no ser observadores neutrales. La tercera y cuarta es la presidenta del INE, elegida por una administración que pide 90% de lealtad y 10% de competencia y es quien comunica la realidad observada por ella.

¿Existe el fraude de Schrödinger? Pareciera que no, el presidente ha entretejido las palabras elecciones y fraude durante décadas, fijando el fraude como realidad ante una caja de elecciones. Actualmente hay una casilla improbable y posible. Improbable porque carece de heterogeneidad con el 100% de los votos al mismo partido y con un extraordinario 98% de participación ciudadana. Posible porque hay foto de la sábana y está en el PREP. Un fraude es el engaño que se realiza usurpando derechos con el fin de obtener un beneficio. Se usurparon los derechos en esa casilla: sí. Se contabilizó fraudulentamente esa casilla en el PREP: no. En este fraude de Schrödinger, mientras no sea observado el fraude existe sobrepuesto al mismo tiempo en sus dos posibilidades: hay y no hay. Cuando se observa, se fija el fraude (o no).

En este uni(multi)verso todas las realidades caben. Ninguna es mejor, ni peor, ni más o menos relevante, apremiante, privilegiada, carente, verdadera o dolorosa que las otras. El observador puede o no apreciar lo observado y ese es un juicio de valor del observador, no una característica de la realidad observada. El presidente observa un país dividido por la soberbia moral “soy mejor porque tú no piensas como yo”. Esa división la ha transformado por aislamiento. Burbuja, cámara de eco o de resonancia mediática se repiten una y otra vez, señalando que él sí conoce, sí ve, sí escucha, sí entiende al verdadero México y quienes disienten están aislados porque no conectan con el 60% de la población. La división es un serio problema, el aislamiento es la aniquilación.

No seamos como jurados del Nobel y por no comprender esta paradójica jornada electoral, la ignoremos y volteemos hacia otro lado. Primero, población: 126’014,024 (INEGI, 2020), lista nominal: 99’084,188 (INE, 2024), votos ganadores: 33’226,602 (PREP 2024); no son el 60% de la población total, son el 26.37% y de la lista nominal el 33.53%. Segundo, identifiquemos la variedad de los votos: convencidos, vendidos, manipulados, violentados, anulados, robados e inexistentes pero contabilizados. Tercero, una medición (elecciones) no describe el estado de la totalidad del sistema (el país). Cuarto, no estamos aislados, somos observadores conectados creando una realidad paradójica y compartida. En esta caja electoral el voto existe sobrepuesto al mismo tiempo libre y coercitivo, contento y enojado, demócrata y fraudulento, participativo y abstenido. El siglo XXI nos confronta con realidades superpuestas y nos hace conscientes del poder y la responsabilidad que tenemos al crear realidades con sólo una mirada. El concepto de realidad es paradójico, aunque tardemos en comprenderlo, no ignoremos la existencia sobrepuesta de posibilidades interconectadas que dependen del observador; quien nunca ha estado aislado.

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@Marilu_Acosta

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