Por Natalia Pérez*
Hace nueve años, un sueño se estrelló en las montañas de La Unión, Antioquia. El vuelo 2933 de LaMia, que transportaba al equipo brasileño Chapecoense, el "eterno campeón" que iba a disputar la final de la Copa Sudamericana, nunca llegó a su destino. De las 77 vidas a bordo, 71 se perdieron en una tragedia que no solo marcó al fútbol y a Brasil, sino que dejó una cicatriz permanente en el sector aeronáutico.
Como lo he comentado en este espacio, la aviación no solo mueve personas; mueve sueños, familias y la esperanza de naciones enteras. Por eso, este no es solo un homenaje a las víctimas y sus familiares, es un llamado urgente a la reflexión y a la acción, pues en el sistema aéreo no podemos darnos el lujo de fallar.
El Plan de Vuelo: La Línea Invisible entre el Éxito y la Catástrofe
El informe final del accidente (COL-16-37-GIA) es un documento frío que, paradójicamente, arde de verdad. Detrás de la pérdida de vidas hay un error que, en nuestro sector, es imperdonable: el agotamiento de combustible.
El informe confirmó la violación flagrante de las normativas internacionales, específicamente el Anexo 6 del Convenio sobre Aviación Civil Internacional, que exige llevar combustible no solo para el vuelo directo, sino una reserva para contingencias. El plan de vuelo de LaMia, como se detalla en el documento, mostraba el combustible exacto para el destino, sin margen para lo imprevisto (mal tiempo, patrones de espera, retrasos).
La lista de Causas Probables del accidente es lapidaria y, cito del informe, no deja más que decir:
- Inapropiado planeamiento y ejecución del vuelo.
- Apagada secuencial de los cuatro motores por agotamiento de combustible.
- Inadecuada toma de decisiones de la administración de la compañía, por falta de seguridad operacional en sus procesos.
- Pérdida de conciencia situacional de la tripulación, que mantuvo la fijación de continuar con combustible extremadamente limitado sin tomar acciones correctivas.
En un mundo "exacto de acabados tan perfectos" como es la aviación, donde cada cálculo de velocidad y distancia está milimétricamente planeado, la omisión de estos requisitos básicos no es un simple error, es una catástrofe evitable que nos recuerda lo vulnerables que somos ante el incumplimiento normativo.
El Factor Humano: Del Crack al Click en la Seguridad Aérea
El informe nos dirige a la página 82, donde la lupa se posa en la Organización. La seguridad aérea no empieza en la cabina, sino en los despachos gerenciales y administrativos. Cada persona en el sector, desde el Director General hasta el personal técnico en tierra, tiene la capacidad de hacer click o crack en la seguridad. Un crack es un error que cuesta vidas, un click es la decisión de cumplir y priorizar la norma.
Toda persona que compra un boleto de avión nos entrega su vida, y nuestra responsabilidad es llevarla del punto A al B de forma segura y eficaz. Para garantizar esto, existe el Anexo 19 del Convenio de Chicago, el SMS (Sistema de Gestión de la Seguridad Operacional), y la piedra angular: la Cultura Justa (Just Culture).
La Cultura Justa, como lo explicó Juan Carlos Villagrana de Grupo Aeroméxico en la FAMEX 2025, es clave. Incentivar los reportes (no las "denuncias") rompe con el miedo a lo punitivo y permite identificar y corregir errores no intencionados. Cuando esta cultura se inserta en el psique organizacional, con dedicación de bisturí y todos los días, se crean barreras.
Si no se implementa, se corre el riesgo de que se sincronicen los "agujeros organizacionales, administrativos y operativos"—la famosa teoría del queso suizo—y ocurran catástrofes como la del vuelo 2933.
La Solidaridad y el Eterno Campeón
Si la negligencia dejó una herida, la respuesta humana de Colombia fue un bálsamo de inmensa solidaridad. La labor de los bomberos y voluntarios de rescate, de la aerolínea Avianca y las autoridades, fue un ejemplo de humanidad. El rescate, guiado incluso por un niño ángel, Johan Alexis Ramírez Castro, y el posterior reconocimiento del gobierno de Brasil a la gente de Antioquia, quedarán grabados en la memoria.
Las palabras del entonces presidente brasileño, Michel Temer, resumen el sentimiento: "Las palabras nunca bastarán para agradecerle a Colombia [...] ese ejemplo de solidaridad, de humanidad".
El Chapecoense fue nombrado Campeón de la Copa Sudamericana 2016 por la CONMEBOL. El equipo se reconstruyó, sigue jugando, y su espíritu de "Vamos vamos Chapeeee" resonará siempre en la cancha.
Este aniversario nos obliga a reflexionar: Capacitarse y educarse en aviación no es una opción, es una responsabilidad. Debemos asegurar que el sacrificio de esas 71 vidas se traduzca en sistemas más fuertes y culturas organizacionales inflexibles ante el riesgo. Que su memoria nos sirva de brújula: Que el cielo sea tu límite y la seguridad tu prioridad.
*Natalia Pérez Robles es abogada aeronáutica. Creadora del podcast 'En el Cielo', Promotora de la conciencia y el respeto por la aviación civil
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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