Por Nurit Martínez
Una niña, adolescente de 13 años, da a luz en el metro, una noticia que ocupa las redes sociales y los medios de comunicación en las últimas horas. Esto es el rostro del México que seguimos sin atender, más allá de la violencia intrafamiliar de abuso a las menores de edad, revela lo que las familias y el Estado siguen sin poner atención: la educación sexual.
El embarazo adolescente, que más allá de los 300 mil casos por año, es un tema urgente que México requiere voltear a ver, poner atención, políticas públicas, pero sobre todo impulsar acciones educativas.
La escena ocurrió en la estación Deportivo 18 de Marzo del Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro, luego de que en los servicios médicos del Hospital General de la Villa no la quisieron atender.
Ana Victoria Melchor, madre de la adolescente Jimena, fue la encargada de apoyar a su hija para recibir a su nieta en uno de los pasillos del Metro. Una vez que llegaron las autoridades y servicios médicos para la atención, Ana Victoria relató cómo se le negó el servicio a su hija.
Varias irregularidades ocurren ahí de nuevo, los servicios médicos rebasados, sin protocolos para atender este tipo de urgencia. Debiera ser obligatorio recibir a una niña embarazada, en proceso de parir para su atención. ¿Retenerlas? Podría ser, porque a esa edad las niñas no debieran ser madres y si lo son debieran entrar ahí varios supuestos: descuido en el cuidado, abuso, acoso o agresión.
¿Qué nos falta para que eso ocurra? ¿Por qué los médicos se ven envueltos regularmente en estos procesos de falta de atención? ¿Es la falta de personal? ¿Es la falta de insumos? ¿Es el riesgo de que se penalicen casos donde se ve comprometida la vida de las y los involucrados? ¿Es preferible no atenderles que recibirles e involucrarse en una cadena de investigaciones que nadie quiere enfrentar?
¿Es acaso, otra vez, el tema de que es preferible no acercarse, no atender, guardar silencio que responder con acciones?
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