Por Nurit Martínez
El primer debate entre las tres fuerzas políticas rumbo a la elección presidencial del 2 de junio dejó expuesto que en materia de desarrollo social, educación y salud, así como en la atención a la violencia de género y la corrupción, México tiene grandes desafíos ante la falta de claridad en las propuestas.
Más allá de que el formato de este primer debate organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) no fue el más adecuado para conocer en profundidad las alternativas de Claudia Sheinbaum, Jorge Máynez y Xóchitl Gálvez en materia de desarrollo social, el formato que eligieron dejó un gran vacío de lo que le espera a México.
El primer bloque en el que podríamos haber conocido un poco más de cada aspirante en su propia voz se pidió que lo usaran para presentar sus propuestas en los temas acordados, pero la estrategia de los cuartos de guerra provocó que los tres lanzaran sus primeros dardos, acusaciones y calificativos entre sí.
Se dedicaron seguir el guión trazado desde Palacio Nacional, otro a mantener la sonrisa y la última concentrarse en ordenar sus tarjetas para lanzar ataques al mismo tiempo que planteó propuesta. Bien dicen que quien a dos amos sirve con uno queda mal.
En ese mar de distractores los tres perdieron la oportunidad para exponer la agenda pendiente en materia de desarrollo social. Las dos candidatas y el candidato repitieron lo que nos han recetado ya en un mes de campaña a través de sus spots.
El formato de tantos segmentos y preguntas impidió poder abordar de forma detallada estos dos primeros temas pilares del desarrollo del país.
Son parte de la agenda pendiente de este gobierno que con su Cuarta Transformación trastocó la estructura y la organización del sistema educativo y de salud. No se puede señalar cuál de los dos está más resquebrajado al final de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El sistema educativo presenta un deterioro no sólo en los niveles de aprendizaje producto de la reforma a los planes y programas de estudio o de la manera en que se procesó y reformaron los libros de texto gratuito, también tiene el impacto de las omisiones durante la pandemia.
Ya no hablemos de la infraestructura deteriorada o del olvido de fomentar el uso de las tecnologías para la educación.
Frente a eso la candidata de Morena y sus aliados, Claudia Sheinbaum, nos volvió a recetar su propuesta de resolver todo ello con becas y la ampliación de oportunidades para el bachillerato y licenciatura. Además de repetir que los programas que impulsó en la Ciudad de México se replicarán en el país, como ampliar los apoyos a la educación inicial.
El candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Máynez destacó su propuesta de crear un millón de espacios para jóvenes universitarios con la colaboración y alianza de las instituciones particulares.
Mientras la candidata de la alianza opositora, Xóchitl Gálvez, planteó que habrá una educación de acceso universal hasta la preparatoria, volver a entregar tabletas con internet a los alumnos y ampliar la oferta universitaria.
Ninguno de los tres candidatos señaló cómo hacer posible su propuesta y mucho menos financiarlas, tampoco cómo resolver los grandes pendientes: como la falta de infraestructura en las zonas rurales donde aún se encuentran ciento de aulas bajo los árboles y con materiales improvisados; en otros no hay agua, no hay luz y no llegan los docentes por la falta de reconocimiento de esas plazas ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
En relación con los docentes sólo se reconoce que les falta un programa seguro de formación y actualización, pero no hay nada sobre la manera en que en algunos espacios se ha perdido claridad en el registro y asignación de plazas mediante un examen de conocimientos. Las dudas crecen sobre el regreso de la asignación mediante la venta, la herencia o los favores sindicales.
Es decir, llegar al fondo de lo que ha ocurrido en estos años en materia de educación y resolver los pendientes del pasado es lo que aún falta por exponer. Sin duda ese no fue el escenario comprometido para profundizar y presentarse ante los votantes.
En materia de salud la candidata oficial Claudia Sheinbaum nos volvió a dar la misma receta: fortalecer el IMSS, el ISSSTE y el IMSS-Bienestar, rechazó el regreso del Seguro Popular que enunció su adversaria Xóchitl Gálvez.
La candidata opositora presentó su propuesta de tarjeta Mi Salud para acercar recursos públicos a los pacientes para tener servicios médicos y medicinas incluso en el sector privado. Mientras Jorge Máynez comprometió un sistema universal de medicinas y atención preventiva desde el nacimiento, además de financiar sus propuestas con impuestos a la industria del tabaco.
Así tan general que nos dejan en la incertidumbre en dos sectores claves. Sin salud y sin educación los pilares del desarrollo se ven limitados hacia el futuro.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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