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Dicen que entre más orgasmos se alcancen en la vida, más larga será ésta.

Ignoro si es verdad, pero no tengo ninguna duda de que sí hay estrecha relación entre el número de orgasmos y la felicidad.

La felicidad como todo mundo sabe, es un espacio en el día. Llega o se ausenta cada jornada, se agota en esta y no es acumulable.

Por eso lo importante es juntar orgasmos por día.

Yo lo intento. Al menos uno he de conseguir y si no llega de la mano, la boca o un fierro ajeno, lo busco yo. Es triste, pero no tanto. Se olvida al gemir.

Ayer tuve un buen día. Amanecí desnuda y mi cuerpo no le es indiferente al hombre con quien comparto las sábanas. Me empezó a buscar con la confianza que dan los años juntos, la somnolencia y la cercanía matutina. Me encontró rápido: soy una mujer naturalmente húmeda.

Su estilo es agresivo. Es un hombre grande y me dobla a su antojo. Lo cabalgo, pero él busca pronto la vista de mis nalgas ante sus embestidas, mi cabeza hundida en la almohada, mis manos como garras en las sábanas.

No es mi amante. Es mi competencia. Recolecta, como yo, orgasmos en la vida.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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