La tolerancia apesta

Las palabras sí importan e importan mucho. Porque a través de ellas empiezas a formar la concepción de, y la conexión con  la otra persona.

La tolerancia apesta
Para Cecilia y las miles de veces que me ha pelado los ojos diciendo “así no, mamá”

…a veces, te hago caso.

Soy una mujer cis heterosexual (hoy) pero tengo que aceptar que estos conceptos, sobre todo el primero, apenas lo estoy incorporando a mi vocabulario y a mi definición de persona… y con ello, a la definición de la identidad de género que se dan de otras personas.

Hasta hace poco tiempo no entendía la matriz que existe en la combinación de identidades de género+preferencia sexual. Vaya que es complicada.

La segunda parte de la ecuación (la preferencia sexual) siempre la he tenido clara. Me educaron en una casa, y he vivido toda mi vida, abierta a la existencia de todas las preferencias sexuales, como algo natural. Es lo que es. Son incuestionables e inconsecuentes en mi relación con cualquier persona.

Pero, sobre la identidad de género jamás aprendí y, hasta hace muy poco, jamás me había cuestionado la existencia de la complejidad que existe en identidades trans y no binarias y de la importancia de hablar de ellas.

Hoy, a mis cuasi 50, estoy empezando a aprender. No siempre con la corrección necesaria (Como mis hijos me recuerdan a diario).

Empecé a aprender sobre la fluidez de género de manera abstracta y lejana pero el mes pasado, por coincidencia o no con el mes de la conciencia trans, dos personas muy cercanas  “salieron del closet”. Una en público y otra en privado.

Tengo que confesar que, a pesar de mi total apertura, sí tuve que respirar profundo.  #WTF, una dice en estos momentos, ¿Qué chingados digo? ¿l@s felicit@? ¿Les pregunto detalles? ¿Lo tomo como completamente natural y cambio el tema? ¿Qué pronombres uso? ¿Cómo l@s llamo? ¿Es válido hacer un chiste?  ¿Debo hacer patente mi tolerancia?

Me defino como una persona NO tolerante. Sí, así como suena.

Tolerante: Del latín tolerāre. tr. Llevar con paciencia... Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.

Guácala.

ODIO el concepto de “TOLERANTE”, en lo que a la interacción humana se refiere, es como reducirla al mínimo común denominador. Uno tolera la cebolla en su hamburguesa o tolera los mosquitos en la playa, el interactuar humano tiene que estar regido por algo mucho más profundo: la comprensión e internalización de quién es el otr@, de cómo entenderl@, no sólo el otr@ que se parece a mí (en preferencias, decisiones, necesidades, realidades…), sino precisamente el otr@ que me es distinto. Tolerar es mantener al otro a un metro de distancia, que no se acerque más.

Establecer vínculos y encontrar coincidencias con quien es diferente a uno hasta que esas diferencias se vuelvan inconsecuentes e innecesarias de puntualizar.

No es suficiente tolerar y asumirnos como tolerantes, porque eso justifica errores crasos que comentemos.

Justifica que si un@ tiene las piezas bien acomodadas, o en proceso de acomodamiento, en el cerebro y en el corazón no importa como te expresas o el lenguaje que utilizas o los vínculos que estableces.

La justificación interna de que si eres bien intencionad@ y tolerante, no importa si no pones atención a las palabras, si no usas los pronombres correctos o el nombre elegido o si asumes que todos los que se definen como  __________ caben una canasta idéntica entre ell@s. Si eres tolerante tus chistes públicos siempre son chistosos, aunque lastimen o incomoden a alguien más.

Falso (o cómo bien dijo Julia Roberts en Pretty Woman “Big mistake, HUUUUUGE”), las palabras sí importan e importan mucho. Porque a través de ellas empiezas a formar la concepción de, y la conexión con  la otra persona.

Las palabras correctas son el puente entre la tolerancia mental y el acercamiento humano.

La/El otr@ no es adivino a lo que piensas o sientes, escucha tus palabras antes de ver tus acciones y esto aplica para todo quien es diferente a mí, no sólo en el arcoíris de preferencia e identidad, también en el de religión, de nacionalidad, de color de piel, de tamaño de cuerpo, de nivel socioeconómico, de empleo…

Cómo se dice una y mil veces, forma ES fondo. Las palabras marcan la pauta de la acción.

Más allá de la híper-corrección política que impera en la época woke y las opiniones encontradas sobre el uso del lenguaje (@s, Es, Xs), tenemos que darle a las palabras, términos y comentarios la importancia que se merecen y aprender, o aprender a aprender, lo que nos falta para dejar de ser Tolerantes y empezar a ser humanos.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


80 columnistas y más de 100 puntos de vista por menos de un libro al mes.