Por qué deberíamos saber de qué hablan AMLO y el CEO de BlackRock cuando se reúnen

¿Hay algún trato que ni la empresa ni el gobierno en turno quieren que sepamos?

Por qué deberíamos saber de qué hablan AMLO y el CEO de BlackRock cuando se reúnen
Claudia Ocaranza

Primero, ¿qué sabemos de las tres reuniones entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y Larry Fink, fundador y presidente de BlackRock? NADA. Y segundo, ¿deberíamos saber algo de ellas? Por supuesto. BlackRock es la empresa administradora de fondos más grande del mundo, pero se mueve tan debajo del agua que no mucha gente sabe que no sólo es eso y tampoco es muy sabido que sus redes la colocan como una de las principales influencias financieras del país. Sus intereses en cada nación donde está no se limitan al capital privado. En México participa en la industria energética, bursátil, de pensiones y de infraestructura, hasta donde sabemos.

Y escribo hasta donde sabemos porque si no es por voluntad de la empresa, que de vez en cuando informa sus intereses, más como un plan de mercadotecnia que por transparencia, o por reportajes de investigación de profundidad como el que hicimos en BlackRock, el gigante desconocido, el gobierno mantiene sus filas cerradas sobre qué tratos mantiene con la firma.

Sin embargo, la presencia de BlackRock en México no es menor. Empezó a invertir en México en 2008 a través de subsidiarias en paraísos fiscales. Es dueño mayoritario de Los Ramones, uno de los gasoductos más importantes y de seguridad nacional, pues conecta al país con Estados Unidos. Invierte parte del dinero manejado por Afore Banamex en el extranjero. El mandato con esa Afore fue aprobado por la Comisión Nacional del Sistema para el Ahorro (Consar), a pesar de que las empresas no cumplieron con todos los requisitos. También tiene un mandato con PensionISSSTE. Invierte directamente en numerosas empresas y hasta 2017 era la inversionista más grande del mercado bursátil mexicano. Con mucha probabilidad todavía lo es. También es un gran inversionista en prisiones mexicanas.

La última vez que BlackRock estuvo en los titulares, y quizá la más mediática, fue cuando, después de una reunión entre Fink y AMLO, mandó su propuesta para construir la carretera de Cancún a Tulum como parte de las obras del Tren Maya. Pero Larry Fink ha demostrado su interés en México en diferentes momentos. Él y el expresidente Enrique Peña Nieto cenaron juntos en varias ocasiones. Se sabe de la cercana relación entre Fink y Luis Videgaray Caso. En 2018 se reunió con cuatro de los cinco candidatos presidenciales. Y ahora mantiene conversaciones constantes con el presidente.

El 30 de noviembre de 2021 fue la última reunión entre Fink y AMLO. “Tengo un desayuno, voy a desayunar con el señor Larry Fink, que es el presidente del consejo de un fondo de inversiones, de los más importantes, se llama BlackRock. Entonces, voy a desayunar con él, a platicar. Él es politólogo, aunque se ha dedicado a las finanzas”, dijo el presidente en su conferencia matutina.

Aunque AMLO lo anunció, no dijo con qué finalidad se reuniría con Fink. Y al parecer ni su oficina ni la Secretaría de Relaciones Exteriores supieron el objetivo de la tercera reunión entre el mandatario y el empresario desde que AMLO asumió la presidencia.

Como respuesta a una solicitud de información presentada ante la SRE en la que pedí cualquier documento, como minutas, acuerdos u orden del día, que constara como registro y/o resultado de la reunión entre AMLO y Fink, obtuve que era la Oficina de la Presidencia la responsable de tener dicha información.

Pero la Oficina de Presidencia respondió que no hay nada por escrito de dicha reunión. Una vez más, el ciclo eterno del pase de responsabilidades entre dependencias al que nos enfrentamos las periodistas en este país.

Quisiera escribir que la respuesta me sorprendió, pero no fue así. En su momento presenté solicitudes de información para conocer el contenido de las reuniones anteriores, una presencial el 5 de marzo de 2020 y otra virtual por la pandemia por Covid-19 el 4 de abril de ese año y en la que también participó el canciller Marcelo Ebrard. La respuesta en ambos casos fue la misma: no hay información, como documentamos en este hilo de PODER.

Tanto BlackRock como Fink han demostrado tener suficiente poder en los países donde ponen el ojo. En Francia enfrentó críticas por su supuesto papel en la reforma de pensiones y su cercanía con Emmanuel Macron. En Europa hay movimientos que investigan y presentan resistencia al avance de los intereses privados de BlackRock sobre el bien común. En algunos países de América Latina BlackRock es una de las inversionistas en los fondos de pensión que más han crecido, como documentamos en A dónde va mi pensión, proyecto que resultó finalista en la categoría de Periodismo de datos del Concurso Excelencia Periodística 2022 de la Sociedad Interamericana de Prensa. En México no se sabe cómo invierte las pensiones de los mexicanos porque no es un dato que la Consar revele. Incluso, el guionista Tom Ockers realizó un documental sobre cómo opera la multinacional en el mundo para hacer crecer su negocio.

Entonces, con los antecedentes de todos los intereses e influencia que tiene BlackRock en México y en el mundo, y sabiendo que las tres reuniones han sido de carácter oficial, ¿cómo es posible que el gobierno no tome al menos notas de esos encuentros? ¿O hay algún trato que ni la empresa ni el gobierno en turno quieren que sepamos? Y de ser así, ¿por qué es necesario ocultarlo? Son preguntas que si depende de la Unidad de Transparencia de la Oficina de Presidencia, y hasta que no exista una conciencia más amplia por parte de la sociedad sobre lo dañino que puede ser que una sola empresa tenga tanto poder económico y cercanía con el poder político, quedarán ocultas.

@clauocaranza

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