Si es venganza, no es justicia

Si es venganza, no es justicia, y hablar de Rosario, es hablar de miles de mujeres y de hombres que hoy son perseguidos indebidamente, a quienes se les violan sistemáticamente sus derechos humanos.

Si es venganza, no es justicia

Por: Mariana Moguel Robles

Aquí estoy. Sentada frente a una computadora tratando de desmadejar una maraña de pensamientos que hace años no dejan de perseguirme en medio de esta pesadilla en la que mi madre, mi familia y quien redacta estas líneas estamos inmersas. Una pesadilla provocada por el rencor y la venganza de algunos que a como dé lugar nos quieren ver destruidas.

Hoy, tengo la oportunidad de expresarme a ustedes, estimadas y estimados lectores, de compartir una experiencia personal, de vida, de familia, de mujeres, de justicia, de lucha, de perseverancia, de amor incondicional.

Hacerlo me motiva para no dejar de luchar no sólo para exponer la serie de injusticias que se ha cometido para llevar a Rosario Robles a la cárcel, sino para intentar visibilizar a miles, si no es que millones, de mujeres que como mi madre están injustamente en prisión, acusadas sin fundamentos, mediante pruebas falsas, con sus derechos humanos mancillados e incluso sometidas a la reclusión sin recibir condena.

Desde hace más de dos años dos meses la vida de mi familia cambió de manera drástica. Mi madre y yo nos encontrábamos en un viaje muy esperado, un viaje de descanso, después de un sexenio de arduas jornadas de trabajo, disfrutando de unas vacaciones que habíamos planeado con mucha ilusión, cuando nos enteramos por las noticias que era requerida por un juez. A pesar de que encarecidamente le pedí no se presentara, pues presentía que se trataba de una trampa, tomó un vuelo para acudir de forma voluntaria a la audiencia a la que la habían citado.

Mi madre, no huyó, no se escondió y a pesar de que el delito por el cual se le acusa no merecía la medida cautelar, el pseudo juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, sobrino de Dolores Padierna, determinó llevarla a prisión preventiva “justificada”, aun existiendo otras 13 medidas diferentes menos agresivas, pero le aplicó la más excesiva, la de mayor castigo,  en un acto de venganza.

Jamás en mi vida pasó por mi mente que tendría que visitar un juzgado y mucho menos una prisión, todo por un Juez,  por consigna, por una licencia fabricada que el MP presentó como prueba, por la violación sistemática a sus derechos humanos, por un juicio político sin materia.

En un sistema de justicia “pro-persona”, el sistema de justicia está obligado a favorecer las medidas alternativas de sanciones, garantizar el debido proceso, a respetar la presunción de inocencia, y en este caso, en el de mi madre, fue completamente al revés.

¿Cuál es el delito que cometió mi madre? ¿Servir a su país, ser una mujer de lucha y de principios?  ¿No tener hoy un empleo formal, ser madre, ser mujer? Mi madre en ningún momento ha sido acusada por ningún desvío de recursos, ni por peculado, se le acusa por omisión, acusación que sin duda no merece la medida cautelar impuesta.

Durante estos años de caminar por los pasillos del sistema judicial y penitenciario, he sentido el frío de sus muros, el frío de la impotencia que quema hasta los huesos. La cárcel te descompone, la cárcel te rompe; yo me he sentido rota. Todos los días nos tenemos que reconstruir. Cuando visito a mi madre, la fortaleza que recuperamos al abrazarnos es indescriptible.

A mi madre se acusa por el delito de ejercicio indebido del servicio público en su modalidad de omisión, mismo que no es grave, no amerita prisión preventiva oficiosa y no le ha sido comprobado. Lleva dos años en prisión injustamente sin poder enfrentar su asunto de fondo, sin avances, pues mediante artimañas jurídicas y “chicanadas” legaloides, tanto el Ministerio Público como el propio poder judicial han hecho todo lo posible para alargar el proceso. No es justicia lo que buscan, se trata de tenerla en la cárcel a como dé lugar.

Son dos años, dos meses y nueve días de pesadilla y hoy, una vez más, el poder judicial a través de su juez de control Ganther Alejandro Villar Ceballos, exhibe que la ley y el derecho no es lo que garantiza una audiencia, si no la instrucción, pues recibió la orden que mantener a mi madre en la cárcel, sin una explicación real o convincente.

Reconozco profundamente a muchos Magistrados, Ministros y Jueces que actúan conforme a derecho. Sin embargo, en el caso de Rosario es justicia selectiva y justicia simulada.

Es más que evidente que algunos integrantes del Poder Judicial están subordinados a quienes tienen intereses por encima de la ley. Por eso he decidido luchar por un México donde se respete el estado de derecho, la presunción de inocencia, el debido proceso, la legítima defensa y los derechos humanos, porque hablar de Rosario es hablar de miles, porque hoy como Rosario puede ser cualquiera de nosotros.

Indigna el caso de un juez de control que actúa por consigna y no conforme a derecho, sin importarle que un tribunal colegiado y un juez de amparo otorguen la protección de la justicia federal para que mi madre llevara su proceso en libertad, como debió ser desde el principio.

Hablamos de un juez que ignoró la decisión unánime de tres magistrados del Noveno Tribunal Colegiado que desecharon todos los elementos de prueba con los que se había justificado la prisión preventiva, cuando hace poco más de dos años el señor Delgadillo Padierna también hizo lo que le ordenaron.

Cuando los jueces de consigna, Delgadillo Padierna y Ganther deciden corromper  el sistema penal acusatorio, al implantar una medida como la prisión preventiva JUSTIFICADA en un delito NO GRAVE para mantenerla en prisión y  recurren a la fabricación de pruebas y argumentos falaces no dañan solo a Rosario Robles, están destruyendo la estructura del Sistema Penal.  Un proceso no solo injusto sino perverso.

Si es venganza no es justicia y hablar de Rosario, es hablar de miles de mujeres y de hombres que hoy son perseguidos indebidamente, a quienes se les violan sistemáticamente sus derechos humanos, su presunción de inocencia, su debido proceso, el principio pro persona; por ello es tan importante enarbolar una causa común que es exigir se erradique la justicia selectiva, la justicia simulada, porque si es venganza, no es justicia.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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