El viaje que no sucedió y el que está sucediendo

En una sentada se concibió el contexto de Opinión 51 (que en ese momento, ni nombre tenía, solo existía como un proyecto que reuniría las plumas de mujeres que tuvieran mucho que aportar).

El viaje que no sucedió y el que está sucediendo

Vuelvo a escribir después de varios años; tiempo en el que todo sucedió y en el que también cuenta lo que no sucedió. Hoy regreso con un ligero cambio en mi narrativa, me sigue gustando el emprendimiento, pero durante este tiempo descubrí otra de mis pasiones: viajar… viajar lejos; perderme y encontrarme una y otra vez en un destino diferente, respirando otros aires y disfrutando amaneceres de todo tipo.

Después de poco más de treinta países y tres vueltas al mundo en cuatro años, creo en la absoluta libertad de romper nuestras propias fronteras para descubrirnos y reinventarnos a través de diferentes mundos que coexisten en uno mismo.

No todos los viajes involucran aviones y miles de kilómetros para creer en la misma transformación. En estos diecisiete meses en casa he descubierto que nuestras personas también son nuestros lugares favoritos, en donde te encuentras y te transformas; hoy considero que el lugar es lo de menos, en realidad el viaje somos nosotros mismos.

Nada es permanente. Así es la vida, cambiante.

Charlotte cumpliría dieciocho años en este marzo. Quería llevarla a Japón para celebrar su mayoría de edad, porque en su último año se convirtió en una Otaku empedernida. Durante 2020 y con la esperanza de que la pandemia cesara, busqué boletos constantemente para cazar la mejor oferta para inicios de abril y coincidir con el Cherry Blossom. No sucedió.

La vida tenía otros planes, muy lejanos y más radicales a los míos. A inicios de octubre de 2020 ella trascendió y se convirtió en mi luz, en la fuerza de mi voluntad, en mi fe pero también en la crisis más profunda y dolorosa por la que ha transitado mi alma. Hoy estoy en la etapa de reconstrucción, porque el corazón y la vida me quedaron en pedacitos. Seguro regresaré a Japón, pero este viaje será el que nunca logré hacer con ella.

El viaje que comencé a partir de ese octubre fue otro: conmigo misma y tres terapeutas para aceptar la aventura en la que la vida me montó. Nadie regresa siendo el mismo después de un terremoto de esta magnitud.

A diez meses de distancia, he logrado comprender más de los tiempos tan milimétricamente perfectos, que no hay hubieras y que la vida se vive sin pendientes, un día a la vez. A veces, un momento a la vez. Entonces todo fluye.

Sí, la vida es milimétricamente perfecta, también para bien. Una tarde a finales de abril fui a comer con Pamela Cerdeira, una pasta con trufa, deliciosa; la acompañamos con un gin de frutos rojos cada una. Nos vimos para platicar del podcast que nos produce sobre viajes y un patrocinio pendiente, (que al final, sigue pendiente). También platicamos del periodismo, de la coyuntura, de las voces y de las columnistas…

El periodismo que ejerce una gran mayoría de mujeres, cuenta con una dedicación -milimétrica-, desde un texto de opinión hasta un reportaje de investigación. El ejercicio que existe en cada publicación lo cuidan por el rigor periodístico de informar con datos duros, precisos. Interpretarlos y atar los cabos desde los números hasta contar una historia bien fundamentada, es arte y buen olfato, una intuición muy fina.

¿Existen espacios que en verdad valoren este tipo de dedicación? No, ni se les paga, a veces ni se les publica. El periodismo es un verdadero amor al arte. Comienzan las preguntas como consumidores de información: ¿desde qué ángulos nos estamos informando? ¿Por qué no agregarle más ángulos a la narrativa? ¿Qué parte de la historia no estamos viendo y merece ser contada desde ahí?

Un cabo nos fue llevando a otro, los fuimos atando poco a poco. En una sentada se concibió el contexto de Opinión 51 (que en ese momento, ni nombre tenía, solo existía como un proyecto que reuniría las plumas de mujeres que tuvieran mucho que aportar).

Hoy hemos llegado a 80 mujeres. Ochenta. Nos faltan muchas más, pero esto es el inicio de la construcción de una sola voz que resonará en los temas que en verdad importan y nos mueven como mexicanos y seres humanos.

Este es -nuestro- nuevo viaje: Opinión 51. Es una fortuna ir de la mano de Pamela, Sandra, Soledad, Luis, Fernando, Edgar, Mónica, Angélica, Andrea, Pamela S, Ana, Erika, Gustavo y ochenta extraordinarias columnistas que hacen posible todo esto. No nos vamos a detener y diremos todo lo que se tenga que decir.

A ustedes suscriptores, les agradezco infinitamente que se unan a nuestro viaje. Una aventura que estamos emprendiendo desde nuestra alma y con todo nuestro cariño, con la firme convicción de crear un nuevo espacio que da voz, aporta al criterio, profundiza en las narrativas y reduce la brecha de género en los medios, que es brutal.

Disfruten de Opinión 51, tanto como nosotros.

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Si tienen un viaje pendiente, háganlo. El mundo no se va, pero la vida sí.

Esta primera columna se la dedico al amor de mi vida que me acompaña desde el cielo. Gracias por existir en mi vida, Charlie, porque contigo en mi alma lo puedo todo.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.