Deuda pendiente

“El verdadero calvario de nosotras es que traemos el dolor de la pérdida de una hija de esa forma tan brutal y además la impunidad, esta indiferencia de las autoridades”.

Deuda pendiente
Gabriela Sotomayor
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“El gobierno tiene que saber que sigue teniendo una deuda pendiente con nosotras, las madres de Juárez, y con nuestras hijas”, me dijo Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra, abuela de Jade y Caleb, defensora de derechos humanos, fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa y víctima de dos atentados de homicidio, guerrera incansable.

Hace unos días Olvidadas: Las muertas de Juárez recibió el premio al mejor podcast latinoamericano del año concedido por Estación Podcast y narrado por Sandra Romandía y Rossana Fuentes Berain, ambas columnistas y Sandra además directora editorial de Opinión 51. El proyecto original en inglés, Forgotten: Women of Juarez, es el resultado de la investigación de los periodistas Mónica Ortiz Uribe y Oz Woloshyn.

En el podcast se menciona a Lilia Alejandra García y hablé con su madre para saber cómo iba este caso emblemático, porque es de los únicos en los que se tiene el ADN de los asesinos, pero ni siquiera con estas pruebas ha habido la voluntad política de dar con los culpables.

Norma recuerda ese trágico 14 de febrero de 2001, cuando su hija de 17 años no volvió a casa después de su trabajo en la maquiladora; y cuando reportó su desaparición le dijeron en la Fiscalía de Chihuahua que “se había ido con el novio”. La mañana del 21 de febrero su cuerpo fue encontrado enredado en una cobija en un terreno baldío en Ciudad Juárez.

El cuerpo de Lilia Alejandra tenía marcas de sujeción, heridas, contusiones, fue estrangulada y tenía rastros de semen de sus agresores. Fue víctima de un grupo de hombres que la secuestró y la mantuvo en cautiverio para violarla y torturarla durante una semana entera. “Ni estaba con el novio, ni desapareció, ni se murió. A Lilia Alejandra me la asesinaron”.

“El caso de mi hija sigue estancado, las autoridades en Chihuahua insisten en que el detenido que tienen es el responsable, pero no le han hecho la prueba de ADN para comprobar que realmente es uno de ellos, y como van las cosas, yo dudo que detengan a los agresores de mi hija”, deplora Norma.

Ahora el caso está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El Estado debe responder al informe de fondo, pero este gobierno de la 4T ha estado pidiendo prórrogas para contestar. La última que acaban de pedir se extiende hasta el 29 de agosto. “¿Por qué tantas prórrogas?”, se pregunta.

Asegura que “uno de los agresores era familiar de Enrique Castañeda Ogaz, un funcionario público que asesinaron (en 2010)’’. El ministerio público determinó que el semen encontrado no era de él, pero sí de alguien de su familia paterna. Hasta el momento la fiscalía chihuahuense no ha investigado a todos los miembros de la familia que pudieron participar en el asesinato. Falta al menos uno que se fue a vivir a Estados Unidos.

Norma habla con hartazgo de la indiferencia de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto para esclarecer el crimen. Fue con Peña Nieto que el caso escaló a la CIDH, en cuya audiencia le ofrecieron un acuerdo amistoso que ella no aceptó. Andrade lo que quiere es llevar a juicio al Estado mexicano a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es ahora su única esperanza.

A la lista de oídos sordos ahora se suma el presidente Andrés Manuel López Obrador. Norma recuerda que en Ciudad Juárez “tratamos de hablar todas las familias cuando era presidente electo y no nos ha querido recibir; yo le dije que queríamos plantearle la desaparición de las jóvenes y los feminicidios, pero el señor no nos respondió’’.

En ese momento “la ministra Olga Sánchez Cordero nos dijo que íbamos a tener una reunión con él próximamente. Así nos dijo y el próximamente todavía no llega”.

A Norma la han intentado asesinar en dos ocasiones. En una de ellas recibió cinco disparos en Ciudad Juárez. Después, en la Ciudad de México, un hombre tocó a su puerta y la apuñaló en el cuello. Pero nada la detiene.

Me dice que ella saca la fuerza de su coraje. “Es coraje e impotencia porque las autoridades no reaccionan y no te puedes dejar caer porque el camino es largo”.

“Yo siempre he dicho que el verdadero calvario de nosotras es que traemos el dolor de la pérdida de una hija de esa forma tan brutal, venir cargando con ello y además la impunidad, esta indiferencia de las autoridades. La complicidad y el dolo de la autoridad hacen que esta carga sea mayor’’.

Confiesa que el día en el que los asesinos de su hija estén en la cárcel no descansará. “No, ya no, porque yo quiero que la hija de Alejandra pueda andar en la calle libremente sin que yo esté preocupada porque le vayan a hacer algo’’.

Habla de su deseo de tener una reunión en Ginebra con la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Quiere darles voz no solamente a las olvidadas de Juárez, sino a todas las víctimas de feminicidio y que se ponga un alto a este patrón sistemático y generalizado de violencia contra las mujeres en este país.

Norma insiste en que el Estado y ahora el gobierno de AMLO tienen una deuda pendiente con Lilia Alejandra y con todas las olvidadas de México. Tendrán que rendir cuentas.

@gsotomayorgva

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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