Las hijas de nadie, las dueñas de nada

Nacer en México no siempre es una buena noticia; cuando somos niñas, somos un motivo de desilusión o de celebración para nuestras familias

Las hijas de nadie, las dueñas de nada

En mi país se tiene la falsa idea de que una mujer “Negra” no puede ni debe ser mexicana.

No debería doler ser mujer en un país tan hermoso como el mío, pero la mayoría de las representaciones y narrativas de las mujeres que me rodean, las que yo llevo en mi memoria, han sido indiscutiblemente violentas; en el pasado de mi familia, mi negritud fue negada y en las heridas de la historia mexicana, nos etiquetan como migrantes indeseables, simplemente no somos de aquí, ni somos de allá.

Nacer en México no siempre es una buena noticia; cuando somos niñas, somos un motivo de desilusión o de celebración para nuestras familias. Se glorifica cierta identidad de género dentro de un imaginario patriarcal, mientras que se dice en un lenguaje popular, que si eres mujer “ya te chingaste”, como si ser mujer fuera sinónimo de inferioridad; pero aunado a esto, nacer mexicana “prieta o negra” es sinónimo de desprecio.

Hace 40 años, cuando mi padre y mi madre se casaron, mi familia materna cuya genealogía es Mixteca y Zapoteca, se negaron a la unión conyugal. Algunas personas de la familia intentaron convencer a mi madre de que cometía un error, otras decidieron no asistir a la boda negando el vínculo familiar, todo motivado por el prejuicio, de “mejorar la raza con un güero y no empeorarla con un prieto o un negro”. Así fue como yo crecí, apartada por mi propia familia materna; no tuve el gusto de conocer a todas las personas que la conforman, ni pude convivir con ellas. Al final algunos terminaron por aceptar el matrimonio, pero otros simplemente sienten desprecio porque mi padre es una persona negra, originaria de Senegal, África.

Desde la infancia nos han enseñado a las y los mexicanos y mexicanas, que somos una población mestiza, cuyo origen es producto de la combinación entre personas españolas y personas indígenas. Con esta idea del mestizaje, se ha negado el racismo, pues ¿cómo se puede ser racista si se proviene de dos culturas y se enaltece la cultura prehispánica?, pero realmente ¿sólo existen dos culturas o siempre hemos sido un país conformado por distintas migraciones históricas?

A lo largo de más de 500 años, existen un sinfín de intercambios sociales, económicos y culturales, que pueden observarse en distintas expresiones, como la gastronomía, la danza, la música, las vestimentas, la medicina, entre muchas otras. Somos una nación, con una composición pluricultural e intercultural, sustentada en la diversidad de distintos pueblos habitando el territorio o en movilidad atravesándolo. Sin embargo, algunas personas mexicanas promueven el rechazo, odio, asco u hostilidad hacia las personas por su origen, nacionalidad, cultura, aspecto físico, tono de piel y costumbres, reproduciendo ciertas ideas del pasado que permanecen en la cultura mexicana que son un reflejo del racismo, el cual es legitimado en nombre de la seguridad fronteriza y el nacionalismo.

Estas ideas no son nuevas, es muy común que exista gente que se muestra poco empática con las migraciones; así como las personas palestinas en Israel, las personas gitanas en España y las personas mexicanas en los Estados Unidos. En México las personas haitianas son menospreciadas, acosadas, maltratadas, deportadas o asesinadas. Tal como lo denuncia Wilner Metelus, Presidente del Comité Ciudadano en defensa de los Naturalizados y Afromexicanos (CCDNAM), quien durante más de diez años ha visibilizado el antihaitianismo y las condiciones reales a las que son sometidas miles de personas migrantes de distintas edades, denunciando situaciones muy concretas que involucran a niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres.  Pronunciándose en favor de los derechos humanos de las personas migrantes de nacionalidad haitiana, al notar que el principal objetivo del gobierno mexicano es la deportación como fin único; porque es más fácil identificarlos por su perfil racial, reunirlos y regresarlos a su país de origen. Denunciando públicamente, el inicio de distintos filtros policíacos en las carreteras mexicanas estatales; narrando a través de denuncias, entrevistas y redes sociales, algunos operativos mixtos, con autoridades gubernamentales, agentes migratorios, militares y Guardia Nacional.

Pero ¿las medidas se endurecieron en este gobierno? ¿O simplemente están siguiendo las medidas de operación?

No habrá impunidad, dice Encinas tras el video de un agente del INM pateando a un migrante.

Algunas personas migrantes han sido capturadas y llevadas a estancias migratorias, pero aquellas que están libremente transitando por el país, viven distintos operativos al no acreditar su estancia. Además, tienen que recorrer el país a pie, porque ciertas líneas de autobuses, agrupaciones de taxis y distintas rutas de transporte público en diferentes estados se niegan a transportar a personas que no logran demostrar la nacionalidad mexicana; es decir, que se están dando presuntos actos de discriminación. Asimismo, en los hoteles, restaurantes, bares, escuelas y hospitales, te cuestionan si eres o no nacional para brindarte un servicio.

¿Nacer negra es una desventaja automática? La mayoría de los indicadores de desarrollo social, en los últimos años, omiten o señalan el detrimento que viven las niñas y las mujeres afromexicanas, exponiendo la desigualdad y la violencia que enfrentamos; sin embargo, cuando eres una mujer migrante negra con otra nacionalidad, las cosas cambian.

Porque ser mujer afromexicana es ser hija de nadie, pero ser negra migrante en México, es ser dueña de nada, ni de su vida, sobreviviendo sin dignidad, ni respeto.

"Las Nadies" de Jennifer Nicole


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