¿Por qué hay que volverse el abogado del diablo?
Soy amante de cada centímetro del rostro humano, porque es un monitor a nuestro inconsciente.
Por mucho tiempo pensé que la vida era blanco o negro. Estar bien o mal. Tener o no la razón. Y de ahí, ir descubriendo el grado de culpa que alguien tenía en las circunstancias. Con muchos golpes, varios jalones de orejas y a base de acierto y error, he descubierto que ni tener la razón me da la felicidad ni encontrar “al culpable” me ha sol…