El dedo en la llaga

El debate civilizado y basado en datos comprobables abona a la construcción de nuestra democracia. Veamos con detenimiento cuáles fueron los elementos que obvié, a juicio del vocero de la CFE...

El dedo en la llaga
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio

Cicerón

El mes pasado, como respuesta a mi columna denominada “La trampa de Manuel Bartlett”1, la Comisión Federal de Electricidad, a través de su vocero, presentó a Opinión 51 una réplica2, mediante la cual descalifica algunas de las aseveraciones que realicé.

Veamos con detenimiento cuáles fueron los elementos que obvié, a juicio del vocero de la CFE, pero voy a empezar por destacar que presenté siete argumentos que evidencian que el mayor daño a las finanzas de la CFE es ocasionado por las decisiones tomadas por la propia empresa del Estado, seis de los cuales no tuvieron réplica, por lo que celebro que hayamos coincidido en algo tan relevante. Por lo tanto, la réplica se realizó contra un argumento de daño y a dos aseveraciones, lo que hace necesario revisar lo expuesto.

Por un lado, la CFE aclara a qué se refiere cuando habla de subsidios ocultos. Celebro que coincidamos en que no hay subsidio oculto, sino que se trata de un fenómeno atribuible a las reglas de mercado, que originan el llamado desbalance del generador intermediario (GI)3 que provocó que “en 2019, por ejemplo, 7 mil millones de pesos no fueron utilizados para el beneficio de los usuarios debido a los permisos legados que no pagan el transporte completo4.

El documento público denominado Reporte del Monitor Independiente del Mercado5 (Reporte del MIM), de 2019, efectivamente cita que el desbalance financiero GI reportó entre 2017 y 2019, mismo que representa, insisto, un conflicto de convivencia entre permisos otorgados antes de la reforma de 2013 (legados) y el mercado creado con dicha reforma. La aclaración es útil, no sólo por la precisión, sino que me permite explicar que dicho fenómeno podría ser resuelto estableciendo los incentivos adecuados para que esos permisos legados migraran al esquema de competencia, es decir, al verdadero mercado creado en 2013, con lo cual, además de pagar el transporte completo y terminar con los subsidios cruzados, nos beneficiaría a todos los mexicanos al permitir la creación de nuevos oferentes de energía, que compitan por satisfacer nuestras necesidades eléctricas. 

Es decir, hay una solución alternativa a la propuesta de modificación de la Constitución, que vela por los intereses de los ciudadanos y suma los intereses de la CFE: todos ganamos.

Veamos ahora los dos argumentos adicionales vertidos en la multicitada réplica: por un lado, respecto de mi aseveración relativa a que las plantas del Estado generan electricidad con combustibles caros y contaminantes, se argumenta que no la acompañé con ningún dato y, por el otro, se aclara que la CFE sí tiene planes para desarrollar plantas de energía renovable antes de 2027, y cita la intención de desarrollar una nueva planta solar en Sonora.

Revisemos los datos entonces, pero para ello pido al lector que se dirija al artículo que publiqué en el portal de México, ¿Cómo Vamos?6, en el que expongo las cifras puntuales que me permiten ratificar mi aseveración con mayor precisión: la capacidad de generación de la CFE está concentrada en un 67% en plantas que utilizan combustibles fósiles, los cuales son terriblemente contaminantes, como el carbón, diésel y combustóleo, y sus precios actuales son elevados debido a la presión global que la recuperación de la demanda hace sobre la insuficiente oferta de hidrocarburos.

Respecto de los planes de la CFE para desarrollar plantas de energía renovable, nuevamente me remito a mi artículo referido, en el cual se observa que al integrar la capacidad esperada de la planta solar en Sonora, así como las mejoras en las plantas hidroeléctricas, la composición de la capacidad de la CFE no cambia en nada; de hecho, la participación de la energía limpia bajaría un punto porcentual, asumiendo que se integran las seis plantas de ciclo combinado (que usan gas natural), ya anunciadas por la administración.

No omito el hecho de que la planta solar en Sonora no aparece en el documento de planeación eléctrica oficial (PRODESEN) y tampoco está prevista en el plan de negocios de la CFE. Tampoco quiero dejar de observar que en el Reporte del MIM 2020 se registra un exceso de capacidad de generación en Sonora, por lo que los criterios para su planeación en dicha región no son claros ni sus costos, y podría, por ejemplo, impulsar que mediante libre competencia se construya capacidad solar en BC, región que sí carece de suficiente generación.

Soy una persona convencida de que el debate civilizado y basado en datos comprobables abona a la construcción de nuestra democracia. Espero haberlo dejado claro.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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