Cuando el poder es cabrón

Alejandro Gertz Manero le prohibió a la mujer que compartió todo con su hermano visitarlo en el hospital y entonces ella jamás lo volvió a ver. 

Cuando el poder es cabrón

La siguiente es una historia que merece ser escrita porque contiene todos los elementos de abuso del poder, corrupción, impunidad, injusticia y de violación a los derechos humanos de quien se sabe y es inocente.

Entremos a la máquina del tiempo, al año 1968, tiempo en que Laura Morán Servín y Federico Gertz Manero se conocen y compartieron el destino hasta el año 2015, cuando Federico fallece a los 82 años; su calidad de vida había disminuido, un marcapasos le había sido puesto para salvarle la vida; sin embargo, su vista era escasa, casi nula, y sufría de síntomas de deterioro mental que se materializaba en alucinaciones, lo que llevó a que Laura, que le demostró siempre amor y cuidados, continuara con una dinámica de arropamiento con el apoyo de dos señoras de servicio doméstico, un chofer y el servicio de cuidadores.

El 4 de agosto de 2015, Federico se cayó en el baño y en consecuencia tuvo un golpe en la cabeza, lo que le provocó una herida sangrante; pese a ello, salió a la calle en compañía de su hermano Alejandro Gertz Manero a ver a unas personas, aun y cuando aquel día Laura le explicó a Alejandro del accidente y la curación era visible.

Veinte días después, la salud de Federico se agravó estrepitosamente. Laura, preocupada, buscó a tres médicos distintos, el doctor Erick Soberones Gutiérrez, el doctor Eduardo Perusquía y el doctor Sergio Cortés Ocampo –en el ánimo de encontrar opciones para que Federico estuviera mejor–. Testigos refieren que Laura dispuso para él una piel de llama y un cojín redondo que ella misma confeccionó para evitar la agravación de una llaga que le apareció en la espalda derivado de su postración, y estuvo sentada a su lado tejiendo y al pendiente de lo que se le ofreciera; sin embargo, a pesar de los cuidados y los mimos, a pesar de la atención a su salud en todos los aspectos, no hubo en Federico una mejoría manifiesta. Laura sustituyó a los cuidadores con enfermeros, lo acompañó a realizarse los estudios médicos necesarios, le compró los medicamentos que los médicos recetaron, rentó los tanques de oxígeno que se requerían y mandó a comprar e instalar una cama hospitalaria para colocarla en el primer piso a fin de priorizar la comodidad, pues Federico ya no podía subir las escaleras por sí mismo hacia su habitación ubicada en la segunda planta de la casa.

Fue la misma Laura quien decidió llamar al hermano de Federico, Alejandro Gertz Manero, para compartirle el estado delicado de su gran amor. Después de la llamada, Alejandro Gertz Manero se presentó en el domicilio, el 24 de agosto de 2015, y señaló que se haría cargo de su hermano y dispuso dos médicos que trabajaban para él en la Universidad de las Américas, quienes a partir de ese momento se encargaron de su atención. Uno fue el doctor Hugo Mancilla Nava y el segundo a cargo, el doctor Homero Aguirre; más tarde, también contrató los servicios del doctor Miguel Ángel Ceñal Martínez, a quien presentó como “el mejor geriatra de México”.

Testigos de esta historia de familia aseguran que la hija de Laura, de nombre Alejandra Guadalupe Cuevas Morán, visitó el domicilio en tres ocasiones en aquellos días, los martes en que le permitían usar el comedor para tener una clase de Logoterapia con siete amigas y su maestro; también acompañó en una sola ocasión a su mamá a llevar a Federico a un médico y en la tercera ocasión acudió para buscar una sonda para Federico que no conseguían su mamá ni los empleados.

Alejandra Guadalupe Cuevas Morán siempre se mostró dispuesta a ayudar, estaba consciente de que Federico, que representaba el compañero y amor de vida de su madre, lo necesitaba; en esa tercera vez se empeñó en buscar vía telefónica el material médico hasta que lo encontró y así le avisó al chofer de su mamá a dónde dirigirse para comprarlo.

El 29 de agosto de 2015, nuevamente Alejandro Gertz Manero se presentó al domicilio donde vivía su hermano con Laura, pero esta vez junto con su abogado Juan Ramos y personal del Ministerio Público y policías. No había orden de cateo y Laura fue informada de que había sido denunciada por intento de homicidio.

Gertz Manero entró para llevarse a su hermano y minutos después lo ingresó al Hospital ABC de Observatorio, en donde murió el 27 de septiembre. Pero eso no fue todo. Alejandro Gertz Manero le prohibió a la mujer que compartió todo con su hermano visitarlo en el hospital y entonces ella jamás lo volvió a ver.

El testamento fue abierto y deja constancia de que Federico Gertz Manero dispuso que su hermano Alejandro fuera su heredero universal, imponiéndole hacerse cargo de los gastos médicos y dotar de una pensión a Laura, lo cual se cumplió hasta el año pasado, tras ser presionada para renunciar a la pensión y sin que se cumpliera lo estipulado en el testamento y a pesar de que Alejandro Gertz Manero está obligado a pagar como albacea de su hermano Federico.

Pero ahí no paró todo. Después de la muerte de su hermano, Alejandro Gertz Manero denunció a Laura y a sus dos hijas de homicidio por la muerte de Federico, aun cuando se había propuesto el no ejercicio de la acción penal, por no existir elementos que acreditaran la existencia del homicidio.

Con impotencia y angustia, Laura, Alejandra Guadalupe y Laura –hijas de Laura– buscaron apoyo y cobijo legal en el abogado Alfonso Jiménez O’Farril, que durante seis años de juicio ganó las instancias judiciales con declaraciones de los médicos, los dictámenes periciales, testimonios y pruebas.

Pero algo se había gestado mientras enfrentaban el desgaste judicial y un cargo a Alejandro Gertz Manero como fiscal General de México cambió el destino de la familia Cuevas Morán: en 2020, la misma Fiscalía General de (In)Justicia de la Ciudad de México, que en dos ocasiones había determinado el no ejercicio de la acción penal, reactiva el caso, cambia de criterio y Laura, de 94 años, es procesada. A Alejandra Guadalupe la encarcelan y la otra hija llamada Laura es apartada del caso; resalta que Laura Cuevas Morán es suegra del actual gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, esposo de Fernanda Castillo Cuevas.

Así, en la resolución del amparo en revisión número 169/2017, emitida por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal, se explica por qué no puede atribuírsele a Alejandra Guadalupe ni a su madre Laura la ejecución de alguna conducta que llevara a la muerte de Federico, pero el poder es cabrón.

El 21 de septiembre, el abogado de Alejandra Guadalupe le llama para informarle que renunciaba a su cargo, tanto en la indagatoria como en los amparos en trámite.

El 25 de septiembre se ejercitó acción penal y el 2 de octubre se libró la orden de aprehensión.

Catorce días después, luego de visitar a un nuevo defensor para contratar sus servicios, Alejandra Guadalupe es detenida en las inmediaciones de su domicilio por personas que no acreditaron ser policías de investigación, no mostraron ninguna orden y dos días antes de que venciera un amparo que la protegía contra cualquier detención.

El 19 de octubre de 2020, la juez Sexagésimo Séptimo Penal de la Ciudad de México dictó auto de formal prisión en contra de Alejandra Guadalupe Cuevas Morán en la causa 190/2020, al afirmar que de las nueve testimoniales y ocho dictámenes periciales apreciaba que la procesada:

⁃          Decidía sobre qué medicinas suministrarle a Federico.

⁃          Que se constituyó en garante de la salud y la vida de Federico.

⁃          Realizó actos dolosos tendientes a provocar la muerte de Federico, en auxilio de su madre, quien cometió el homicidio doloso por omisión.

Laura ha cumplido 94 años y Alejandra Guadalupe Cuevas Morán, 67 años, y, a pesar de que la defensa hizo ver con toda claridad a la juzgadora que no existe en el expediente una sola prueba de la que se deduzcan las acusaciones en su contra ni existan datos suficientes que acrediten el cuerpo del delito de homicidio doloso de concubino por omisión de auxilio o que existan datos suficientes que hagan probable la responsabilidad de la señora Alejandra Guadalupe Cuevas Morán, se determinó auto de formal prisión en su contra. ¿Y quién hace algo? ¿Dónde está aquello de que el poder no debe servir a intereses personales?¿Dónde está la justicia? ¿Por qué nadie puede decirle algo a Gertz Manero? ¿Por qué nadie se ofende ante esta historia plagada de manotazos, mentadas de madre y caprichos en el escritorio de un fiscal? ¿Por qué todos tienen corta memoria? ¿Por qué ante lo evidente los jueces obedecen instrucciones y envían a la cárcel a una mujer inocente? ¿Por qué seguimos conociendo estas historias y nadie se indigna? Nadie se indigna ni respinga ni actúa ni se ofende… Seguramente nadie lo hace porque tienen una frase mediocre: “No, pues el poder es cabrón… muy cabrón”.


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