La extraña votación del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México

No tengo una bola de cristal, sino que es la lógica de las decisiones y acciones tenían ese perverso objetivo y a todas luces era una jugada sucia en contra de las víctimas de la Línea 12 del Metro.

La extraña votación del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México

El pasado 26 de octubre en el espacio de Pamela Cerdeira (MVS) donde colaboro los días martes a las 20:30 horas, di a conocer las razones por las que el magistrado Rafael Guerra Álvarez, actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), sería el ganador en las votaciones del miércoles 27 como Presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México para el periodo 2022- 2025. Y no, no es que tenga una bola de cristal, sino que la lógica de las decisiones y acciones tenían ese perverso objetivo y a todas luces era una jugada sucia en contra de las víctimas de la Línea 12 del Metro.

La audiencia del caso estaría a cargo del juez Édgar Campos Burgos –hermano de la consejera Ema Aurora Campos Burgos–, pero por protocolo de Covid-19 fue aislado, y la posibilidad de que llevara la audiencia se esfumó.

Sin embargo, había por lo menos seis jueces más que podían hacerse cargo de la audiencia y que están adscritos a la Unidad 5, donde estaba radicada la solicitud, y es que con el nuevo sistema procesal de la ciudad ya no hay juzgados, sino Unidades de Gestión con varios jueces para hacer frente y atender las cargas de trabajo, –finalmente cualquiera de ellos conocía el caso–, pero en su lugar pusieron un juez a modo.

Llamó la atención el abrupto cambio en la adscripción del doctor José Luis  Palacios Fernández, juez de la Ciudad de México en materia penal, para el Sistema Procesal Acusatorio a cargo (hasta el pasado 21 de octubre del presente) de la Unidad de Gestión Judicial Número 4 UGJ-4 a la nueva adscripción Unidad de Gestión Judicial Número 5 UGJ-5 (a partir del 22 de octubre del presente mes), a cargo entonces de la jueza doctora María Milagros Pérez Ruiz.

¿Por qué no dejaron a Pérez Ruiz? ¿Por qué poner al juez Palacios en una unidad “nueva” y sin conocer del caso? Total, si un juez tiene un riesgo de dar positivo a Covid-19, pues de manera natural se deja que el que sigue en la Unidad de Gestión se haga cargo. Pero no, hicieron un “cambiadero” y pusieron a “su gallo”.

Ese simple viraje violaba la asignación del turno y debió ser publicado entre el 20 y 21 de octubre. Sin embargo, la jugarreta era engañar e incluir el acuerdo en un acta, pero sin publicarlo en el boletín del Tribunal Superior de la Ciudad de México.

Se sabe que desde la presidencia del TSJCDMX el magistrado presidente Rafael Guerra pidió que el Consejo redactara el acuerdo en día de NO pleno, ya que se verificó que no fue acordado el 19 de octubre –día del pleno del Consejo– y fue publicado hasta el día 24.

En el intermedio, el 22 de octubre los jueces recibieron los buenos días junto con el oficio del cambio. Incluso, la Fiscalía General de (in)Justicia de la Ciudad de México sabía dos semanas antes que ya se iba judicializar...

Así la manipulación. Otra vez una reelección estilo Edgar Elías Azar, y como Guerra Álvarez tiene al pleno controlado, pues, ¿cómo no?

Pero, ¿quién es el licenciado José Luis Palacios Fernández?

Desde 1994, año en que ingresó al Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, ha sido secretario de Acuerdos, Juzgado Cuadragésimo Séptimo Penal, Juez Quincuagésimo Segundo de Paz penal, y es quien presidió la audiencia del caso de la #Línea12.

El mismo que atendió el caso del actor Eleazar Gómez al ser el juez de Control del Poder Judicial capitalino y quien contra todos los pronósticos concedió la suspensión condicional del proceso contra el actor acusado de violencia familiar, agredir, morder y querer estrangular a su entonces pareja, la modelo de origen peruano llamada Stephanie “V”.

Un juez sin control de la audiencia que tardó más de siete horas en verificar quién había asistido. Un juez que pidió a una de las víctimas ponerse de pie cuando era evidente que no podía hacerlo, pues acudió en silla de ruedas.

Un juez que permitió que la audiencia continuara a pesar de que ni los abogados de la Fiscalía (FGJCDMX) ni CEAVI (Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas) habían hojeado ni leído el expediente, no sabían ni fallas ni deficiencias, pero sí se mostraron carroñeros al querer jalar a las víctimas de la Línea 12 a una reparación en lo “oscurito”.

Un juez que llevó la audiencia que no aportó nada.

Desde hace varias semanas han sido muchos los cuestionamientos sobre la forma de operar políticamente del magistrado Rafael Guerra desde su cargo en la presidencia y un nombre resalta: “Karen”, secretaria de presidencia que varios magistrados han nombrado burlonamente “la Señora Presidenta” y la señalan como la mano derecha y artífice de la corrupción dentro del tribunal.

“La comadre de Guerra toma decisiones, ella manda e incluso hace negocios. Es la burla de todos, pobrecita, da pena ajena”, dice una fuente cercana a la oficina presidencial del tribunal.

Los señalamientos hacia Guerra Álvarez van desde nepotismo y tráfico de influencias hasta manejo de asuntos a cambio de dinero o favores personales, y esta semana no fue la excepción, porque en el asunto más trascendente de la ciudad, donde se requiere analizar la responsabilidad de las personas relacionadas por la Fiscalía General de (in)Justicia de la Ciudad de México de la tragedia de la Línea 12 del Metro, el magistrado Rafael Guerra metió su mano para mover las piezas a cambio del favor político, soportado por una modificación a la Constitución desde el Congreso de la Ciudad de México, con el respaldo de la jefa de Gobierno para permitirle su REELECCIÓN, aún en contra del espíritu de la Constitución de la Ciudad de México.

Pero, ¿cómo es esto?

Regresemos la película otra vez: Guerra Álvarez dispuso y palomeó que el juez José Luis Palacios Fernández presidiera la audiencia de la Línea 12 del Metro, y por ello fue adscrito a la Unidad de Gestión número 5 en un acuerdo exprés.

Incluso, fuentes cercanas aseguran que el director ejecutivo de las Unidades de Gestión Judicial del TSJCDMX, Armando Sánchez Palacios (también Palacios), visitó al juez José Luis Palacios Fernández para instruir sobre cómo “encauzar” el asunto lo mejor posible, pero no en favor de las víctimas.

El miércoles 27 de octubre, cerca de las 22:00 horas, recibí una foto del Salón de Usos Múltiples del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México y al fondo una pantalla con la siguiente frase:

¡Felicidades! Mgdo. Rafael Guerra Álvarez. 2022-2025.

Realmente era indignante mirar los preparativos para la celebración del magistrado Rafael Guerra ya como ganador.

Entonces, ¿para qué los plumones en sobre cerrado y la farsa de la ceremonia? Total, todo “estaba planchado”, pero no, había que “transparentarlo” y frente a todos que ganara “el mejor”.

Así, al verificar con al menos tres fuentes su autenticidad, decidí subirla desde mi cuenta @yohaliresendiz y dejar constancia que 14 horas antes el presidente magistrado Rafael Guerra sería REELEGIDO y ganaría en la votación programada para las 12 del día del jueves 28 de octubre.

En marzo de este año, compartí –16 horas antes– la lista “planchada” de los nombramientos de cada magistrado que tendría el Poder Judicial de la Ciudad de México, que sorprendentemente coincidió con –los resultados de la “votación”– la confirmación de nombramientos en la sesión que tuvo la Comisión de Administración de Justicia del Congreso de la Ciudad de México, el pasado 22 de marzo. Sesión que, “afirmaron”, fue “transparente” y “democrática”. Aquella información de la “lista” no fue expuesta a medios de comunicación, pero quedó consignada en esa fecha en mi blog www.periodismoatodaprueba.blogspot.com, que apenas rasguña el millón de lecturas.

Ahora, 14 horas antes afirmé que Guerra Álvarez sería REELEGIDO y con ello sumará siete años de mandato –Edgar Elías Azar sumó nueve años–, así que al celebrarse el teatro de la votación eso ocurrió.

Guerra Álvarez ganó por 73 votos a favor, tres en contra (para Celia Marín Sasaki) y tres nulos.

Era claro que Guerra Álvarez aún no estaba dispuesto a soltar el poder y mucho menos que en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México haya espacio en la presidencia para una mujer –que, por cierto, ha perdido la suspensión en el amparo al ser éste desechado por tribunales federales– que estaba dispuesta a lograr cambios en el Poder Judicial.

Es una lástima, porque si el bloque de mujeres dentro del tribunal se unieran tiran a Guerra y al que se ponga en frente, pero no.... el ego no les permite todavía votar y hacer vínculos, alianzas y apoyarse entre ellas. “¡Qué horror que ‘ella’ brille más que yo!”, seguro pensarán. ¡Qué lástima, caray!

Al final, la misma fuente cercana a la Presidencia del Tribunal después de la votación y luego de su triunfo me aseguró que en el Salón de Usos Múltiples Guerra Álvarez y sus invitados especiales celebraron, muchos sin cubrebocas y de fondo ahí estaba la pantalla con la misma leyenda que en la foto publicada en mi Twitter: ¡Felicidades! Magdo. Rafael Guerra Álvarez  2022-2025.

Por respeto a mi fuente no la publiqué y ni falta hizo, porque me di cuenta que mi tuit no tuvo ningún eco en la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ni tampoco en los actores políticos de este país; vaya, ni siquiera en los asesores del presidente López Obrador. A nadie le incomodaban estas acciones tan reprobables y vulgares. A nadie le importó que 14 horas antes se hiciera público que la votación del día siguiente fuera una farsa y que una vez más el día pasara de noche y la frase del magistrado Guerra, “Todo estaba planchado”, se cumpliera.

Son al menos 20 magistrados nombrados en su mandato, que evidentemente le deben a Guerra Álvarez el favor político, y ayer votaron por él y ya se verá cómo vienen y van los favores.

Nadie protestó, nadie fue capaz de indignarse, sólo un puñado de reporteros dieron RT a esta nota, que debió ser un escándalo, pero no lo fue.

Son varios sexenios con las mismas prácticas cavernícolas, truculentas, pero pocas veces se han podido demostrar...

La frase de esa pantalla horas antes fue mezquina, como lo fue instalar a un juez a modo con indicaciones precisas, insensibles y tramposas de cómo atender y resolver el asunto de la Línea 12 del Metro, en el que todos y todas, propios o extraños sufrimos aquella noche al mirar ese tren partido en dos.

De verdad, ¿jueces por consigna en el Sistema Oral Acusatorio?

Es esta la justicia que buscan las víctimas de la Línea 12 del Metro. La que queremos para casos tan dolorosos en la Ciudad de México.

¿Qué se sentirá caminar todos los días por los pasillos de la institución que representas sabiendo que tu triunfo tuviste que pactarlo? ¿A qué sabrá?

¿Qué se sentirá saber que esos 73 votos fueron condicionados?

Indigno y mediocre. El abuso del poder dentro del Tribunal Superior de Justicia ganó otra vez.

Y la pregunta a responder, ¿hasta cuándo la sociedad capitalina tendrá una verdadera justicia?, ¿hasta cuándo?


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