Por Pamela Cerdeira

Sentada en el piso de su cuarto, rodeada de Barbies, lloraba desconsolada. “Es que no quiero crecer”, me decía. No sabía si abrazarla, reírme, compadecerme o entrevistarla, no la entendía, porque yo siempre tuve prisa por crecer.
Tengo muy pocos recuerdos de mi infancia, flashazos; seguro la mayoría se han reconstruido a partir de fotografías o de lo que alguien más me contó. Los míos son al azar, sin conexión alguna: estoy sentada frente a una máquina de escribir, a veces es un cuento que nunca termina, otras solo pretendo estar haciendo cosas importantes, quiero hacer cosas importantes. Otras son con micrófono en mano grabando una historia; está contada en primera persona, es una mujer que se queja de que su esposo siempre está dormido mientras ella va al súper, pero no es drama, es más bien un musical. Juego a que hago cosas de grande porque me urge crecer.
Imagino que entro a una sala de juntas, es una mesa larga repleta de hombres, soy la única mujer y ponen atención a lo que tengo que decir. Esa idea no ha dejado de regresar con la pregunta de: ¿por qué tenía eso en la cabeza? Porque aunque crecí en un hogar en el que nunca se me dijo que por ser mujer no podría lograr algo, el entorno me lo contaba. Si llegaba a esa silla, solo iba a haber un lugar para una mujer, porque así era. Las niñas de hoy seguramente imaginarán que comparten el espacio con dos mujeres más. Mi esperanza es que en esa mesa estén todas y todos los que quieran estar.
Logré lo que la niña quería: crecer, sentarme en la computadora y hacer cosas que importaran, que sirvieran para algo. Es justo lo que estoy haciendo en estos momentos, la viva imagen de aquello que solía jugar. Pero la niña que fui no está contenta, y es que el mundo no es como lo imaginó. Regreso a ella para decirle que aproveche cuando el tiempo pasa lento, que confíe, sobre todo cuando todo parezca decirle que no lo haga, y que todo, absolutamente todo, pasa. Se lo digo por si en otra dimensión lo escucha, o se lo digo quizá porque la Pamela que seré ha venido a recordármelo.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

Comments ()