Por Pamela Cerdeira
Peter Diamandis no planea morir pronto. De hecho, si le preguntas, te lo dice con una seriedad pasmosa: su objetivo es vivir, al menos, hasta los 120 años con la vitalidad de alguien de 50. O mejor aún, alcanzar lo que él llama la velocidad de escape de la longevidad.
Suena a ciencia ficción, pero para este ingeniero y médico es pura matemática. Hoy, por cada año que envejecemos, la ciencia avanza lo suficiente para regalarnos unos tres meses extra de esperanza de vida. Seguimos perdiendo la carrera. Pero Diamandis apuesta a que estamos a punto de cruzar el umbral donde la tecnología reparará el daño celular más rápido de lo que se produce. El objetivo ya no es ser inmortal mañana, sino mantenerse en el juego lo suficiente para interceptar las curas del futuro.
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