Bye bye, Layda
Layda, como el señor del Palacio, no tiene el más mínimo recato en cuidar de sus palabras, todo se trata de dar un espectáculo y moverse dentro de la impunidad de la que gozan.

Layda, como el señor del Palacio, no tiene el más mínimo recato en cuidar de sus palabras, todo se trata de dar un espectáculo y moverse dentro de la impunidad de la que gozan.