Por Pamela Cerdeira

Tras cada mañanera la pregunta subsistía: ¿a quién le habla el presidente? ¿Por qué ataca a los medios, por qué ataca a la clase media? Las voces más cautas sostienen, le habla a su base, la mañanera es y siempre ha sido un modelo de comunicación para su base, además de ser una agenda de trabajo para su equipo. A pesar de que le habla a su gente, medios y oposición caemos una y otra vez en sus trucos de comunicación y aceptamos gustosos la grotesca agenda. Ahora que el foco es compartido con su candidata a la presidencia, la pregunta principal es ¿a quién le habla Claudia?

Detecto distintos tipos de público, y antes de ir a detalle con cada uno de ellos, me parece que la principal persona a quien Claudia le habla es al presidente ¡Es lógico! O al menos eso parecía mientras estaba en la cuerda floja por ser considerada la candidata, y algunos pensaron que ya con la candidatura firme Claudia podía abrir su comunicación a otros grupos, quizá con un modelo mucho menos radical que el de López Obrador, pero no ha sido así; lo dejó claro cuando anunció que iría tras el plan de buscar que los ministros de la Suprema Corte se elijan por voto popular, y lo recordó dolorosa e insensiblemente cuando repitió el mismo discurso revictimizante contra los jóvenes asesinados en Guanajuato queriendo falsamente y sin fundamentos ligarlos con un asunto de consumo de drogas. Claudia no tiene que hablarle a otro público porque no le conviene, y no lo necesita. No hay una sola señal en las encuestas que diga que debe cambiar su estrategia de comunicación, y separarse de la narrativa oficial hoy sería casi suicida, el poder propagandista de López Obrador es tan poderoso que aguanta hasta inauguraciones de papel en Comic Sans.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.