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Por Pamela Cerdeira

“Quemar”, repito la palabra y se me estremece la piel, recuerdo a Male y sus desesperados gritos para evitar que la justicia ponga en la calle a su agresor, ha sido por eso, esa fuerza que ha permitido que siga tras las rejas. Pienso en Luz Raquel, quemada viva en un parque en Jalisco. Más habrá tardado en arder su cuerpo que las autoridades en quitar la culpa sobre el principal sospechoso, la averiguación más rápida de la historia. Y pienso en la Ministra Norma Piña, no en la piñata pateada y después incendiada en el Zócalo, pienso en todas las palabras del presidente Andres Manuel López Obrador en la mañanera, pues quemar tiene una doble acepción, y esa, la de quitarle el prestigio, es la que él ha hecho en las últimas semanas, ya sea desde su boca o desde la de los periodistas que hacen preguntas a modo. Su punto de vista sobre la ministra es tan machista que si ha llegado hasta ahí “fue gracias a él”, si se queda sentada en lugar de ponerse de pie cuando él llega “es gracias a que él lo permite”.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.